28/Apr/2024
Editoriales

ARTE Y FIGURA 29 06 23

Continuamos con Libro “Antonio Bienvenida, El Arte del Toreo”, por José Luis Rodríguez Peral

    Antonio Ordoñez

 

El legendario “Niño de la Palma” vino a México en dos ocasiones. La primera al inicio de su gloria, recién retirado Gaona, durante la temporada 1925-26, en que dejó constancia de su arte con el toro “Juan Gallardo” de la Laguna, aunque en conjunto haya producido la impresión de ser un torero poco esforzado que todo lo confiaba a la originalidad de su toreo.

 Regresa diez años después, y entonces, aunque se muestra voluntarioso en dos actuaciones, desilusiona el hecho de que hubiera embarnecido más de lo conveniente para un torero, y sobre todo que hubiera perdido pelo. Mientras tanto se había casado. Todos sus hijos varones: Cayetano, Juan, Antonio, Pepe y Alfonso heredaron sus cualidades toreras, mientras su hija menor, Anita, manifiesta la gracia y el genio andaluz de la familia cuando baila en reuniones amistosas.

 Pero es Antonio, el tercer hijo, quien demuestra desde sus principios como novillero un sello que recuerda al de su padre, pero agregando 25 años de evolución taurina y sobretodo todo una determinación de triunfo que en cierta manera daba un tinte más fuerte al refinado arte rondeño que venía manifestándose desde mucho tiempo atrás, cuando el mítico Pedro Romero apasionó el pueblo de Andalucía la baja primero y de toda España después, durante el siglo XVIII.

 Antonio, lo mismo que su padre, viene a México recién tomada la alternativa. Debuta con una corrida de Torrecilla y apenas se echa el capote a la espalda con una larga citando de largo, el publico siente toda la tradición que encarnaba aquel joven una tarde de noviembre de 1952. Ese año torea con los mejores, pero igual que su antecesor, solo logra cortar dos orejas protestadas, siendo otros los que entusiasman mayormente.

 Regresa a España. Se hace la primera figura del toreo. Vuelve a México contratado por Algara para la Feria Guadalupana en El Torero de 4 Caminos en diciembre de 1956. Se enfrenta entonces a “Cascabel” de San Mateo. Era un toro nacido en Zacatecas, también después de una larga tradición genética, venido al mundo con la finalidad exclusiva de crear arte.

 Por el milagro que es la historia se encuentran en un ruedo. ¿Qué lograron expresar? Solo el sentimiento de una raza que se extiende por un continente enorme, sin abandonar nunca su propia manera de ser.

 

  Continuará… Olé y hasta la próxima.