20/Apr/2024
Editoriales

Cuando un amigo se va

 

¿Cómo pagarle a una persona que te regala momentos felices? ¿cómo retribuirle cuando se ha ganado un lugar en tu historia personal? Hay maestros, amigos y familiares colocados en ese sitial de nuestros sentires, pero a ellos los tenemos a la mano y les podemos pagar con la misma moneda.

Sin embargo, hay otros personajes que son como las estrellas del infinito. Nos dan su luz y alegría sin saberlo o tal vez sin quererlo, pero igual somos recipiendarios de sus artes. 

Ellos son las estrellas del finito. 

Nos regalan alegría y hasta impiden que olvidemos algunos momentos tristes. 

Nos mantienen con los sagrados alimentos anímicos.

Pero a diferencia de los astros universales, duran muy poco tiempo.

Y duele el alma cuando se apagan dejándonos sólo sus recuerdos. 

Estamos en deuda con ellos. 

Yo tengo un débito con Rocío Durcal, Juan Gabriel, María Dolores Pradera y Alberto Cortés, mis cantantes populares favoritos de las cuatro últimas décadas.

Estas luminarias me obsequiaron grandes momentos, unos componiendo e interpretando sus canciones, y otras cantando la preciosa música popular de este periodo.  

Desde luego que ni siquiera se enteraron de mi existencia, como los astros que irradian su luz al universo sin saber a quiénes les llega.

Pero yo sí sé muchas cosas de ellos, y lo mejor: me sé casi todas sus canciones.

Y como no encuentro otra forma de abonar algo a esa deuda, las tararearé siempre.

Ojalá que Marco Antonio Muñiz, Joaquín Sabina, Julieta Venegas, Soledad Pastoruti y Carla Morrison cuiden su salud. 

 

Porque cuando un amigo se va…