08/May/2024
Editoriales

El Basave que recuerdo

El próximo tres de agosto se cumplen 100 años del natalicio del Dr. Agustín Basave Fernandez Del Valle, filósofo, escritor, catedrático por vocación, diplomático, notario público, se distinguió por su pensamiento filosófico y católico. Ya en otras colaboraciones he mencionado su largo e impresionante currículum. Ahora, como un sencillo homenaje a su persona, mencionaré algunos aspectos en mis años de conocerlo, tanto en la Universidad, como fuera de ella.

  Mis primeros recuerdos se remontan a mediados de 1960, yo siendo casi niño, observé una manifestación frente a sus oficinas de Escobedo y Padre Mier, cuando el doctor Basave era director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y un grupo de estudiantes y maestros sectarios, injustamente pedían su renuncia. Fracasaron, porque el Doctor, defendió en el H. Consejo Universitario su tesis de pluralidad, dio una de tantas batallas que dio en su vida y salió con la frente en alto, no sin recibir amenazas de muerte y lanzarle un objeto explosivo a las puertas de su casa.

  Pasarían algunos años  para que lo conociera de la manera más inverosímil. Acudíamos todos los días al Club Internacional,  un gimnasio ubicado por la calle Parás, entre Padre Mier y Morelos a hacer ejercicio, antes de comer pasábamos dos horas platicando y haciendo ejercicio. En ese tiempo, cuando platicaba con mis amigos de ese hecho, no lo podían creer, ya que el Dr. Basave, un hombre ocupado en múltiples tareas, se diera tiempo para realizar tales actividades.

  Tiempo después, la relación fue más estrecha. Cuando formó parte de la H.Junta de Gobierno junto a grandes Universitarios como el Dr. Alfredo Piñeyro López y el Ing. Raymundo Rivera por mencionar sólo dos, me pidió ayuda para revisar las cuentas de su Notaría en carácter de Auditor.

  Posteriormente, yo trabajando en la Universidad, sus inolvidables conversaciones interminables sobre diferentes temas, sus botanas de los sábados al mediodía en el Casino, con algunos de sus amigos y alumnos como el Lic. Hiram de León y el Maestro Jorge Montemayor.  También recuerdo su infaltable columna de “El Porvenir” de los lunes, donde transmitía sus conocimientos filosóficos basados en la filosofía cristiana como propedéutica de salvación.

 Recuerdo una reunión que se llevó a cabo en Monterrey, a donde acudieron los grandes filósofos del mundo, entre ellos Luis Recasens Siches, gran filósofo hispano-guatemalteco y autor de grandes libros. Me pidió el Dr. Basave que lo acompañara a una entrevista de televisión y quedé asombrado de la confianza y amistad que se tenían ambos.  También recuerdo a  doña  Emilia, su esposa que era andaluza, por eso la amistad con el poeta Pedro Garfias, quien éste último la llamaba “paisanita”.

  Otro hecho memorable fue cuando presentó su libro “Teoría de la habencia”. El Rector de entonces Ing. Gregorio Farias Longoria, conociendo mi cercanía con el Doctor, me mandó en su representación. Una noche inolvidable porque el presentador del mencionado libro fue Jose Fuentes Mares, historiador chihuahuense, también diplomático y amigo personal del Doctor, llegaron juntos a estudiar sus doctorados a España y jocosamente Fuentes Mares decía “que él llegó para estudiar filosofía y terminó doctorándose en derecho y su entrañable amigo Agustín, llegó a estudiar derecho y terminó con ser doctor en filosofía”.

 También lo recuerdo por años, acudir invariablemente a los partidos de Tigres, acompañado siempre de sus hijos Agustín y José Manuel. Sufría como nosotros los goles en contra. Me pedía el rol de juegos porque decía que cuando no hubiera partido de local, se iría de pesca con sus hijos. Era un hombre sencillo y familiar.

  En el último recodo del camino, tuvo decepciones de organizaciones cercanas, a quien el Doctor Basave confió sus pocos ahorros que tenía -nunca fue un hombre rico-,  y terminaron estafándolo .Nunca le noté rencores,  a lo más que llegó fue a llamarlos  “fariseicos “

  Otro sello muy suyo;  la lealtad hacías sus amigos, como ejemplo, era muy común verlo en Sanborns desayunando con compañeros de su generación que nunca dejó de frecuentar, constantemente se reunía con el Lic. Arturo Salinas Martinez y el Lic. Sergio Valdez Flaquer en amena charla recordando tiempos estudiantiles.

  Un día, estando yo viviendo en la Ciudad de México, Agustín, su hijo, me dijo que su papá estaba enfermo, que me tenía estima, que lo fuera a ver a Monterrey. Ya tiempo atrás habíamos viajamos el Doctor y yo a visitar al mismo Agustín,  que ya vivía en la Ciudad de México. 

  Inmediatamente viaje a Monterrey y fui a visitarlo a su casa- biblioteca, una fría mañana de noviembre. Como siempre, me recibió elegantemente vestido, sin ningún semblante de enfermedad,  tuvimos una larga plática donde me contó de sus proyectos y libros que estaba por publicar. Como parte de la plática y para mi sorpresa, me dijo que el libro que presentaría en febrero, no iba a ser posible porque no llegaría a esa fecha.  Sorprendido le dije que el hombre dispone su camino pero al Señor le corresponde disponer sus pasos. El Doctor Basave nos dejó el 14 de enero del 2006.  Con él se fue uno de los grandes pensadores mexicanos que puso la ciencia y la cultura al servicio del hombre. Acuñó su frase “que a los jóvenes les acompañe siempre la esperanza, la fe y el amor”.