Cuando escuché por primera vez el proyecto del Euro, sonreí pensando que iba a fracasar, pues en ese tiempo -año 2001- el dólar se veía muy fuerte.

Además, no creí que tantos países independientes y autónomos, con su propio poder económico suprimirían su moneda para regirse con una nueva.

Pensaba que eso sería ceder una parte de su soberanía, pues con idioma diferente y tratos comerciales disímbolos, con niveles de vida diversos, veía casi imposible que tuviera éxito el proyecto de la nueva moneda.

A los veinte años de lanzado, el Euro sobrevive y si lo consiguió luego de la crisis de 2008, significa que habrá moneda europea para buen rato.

Es importante señalar que el Euro no es la primera moneda única, pues pues hace casi dos mil años, Constantino el Grande (306-337) creó el Solidus Aureus, una moneda única para garantizar la estabilidad económica del Imperio romano de Oriente.

Esa moneda de oro, El Solidus, estuvo vigente hasta la dinastía de los Comnenos de Bizancio (Siglos XI – XIII), es decir, tuvo ocho siglos de vigencia.

De su nombre -Solidus-, viene el término “sueldo”, así como de su derivado solidatus, viene la voz “soldado”, con la que se denominó a los mercenarios que en la edad media recibían dinero por sus servicios militares.

Desde luego que como todo invento bien nacido, éste trajo otros, como por ejemplo, se crearon las Casas de Cambio que desde entonces son buen negocio en todo el planeta.

Porque las demás monedas que circulaban en aquellos años eran de cobre o de plata, y la Hacienda -manejada por el Imperio romano-, exigía su pago en Solidus, obligando a canjear esas otras monedas por la oficial.

Al día de hoy, el Euro equivale a 20 pesos con 65 centavos mexicanos, mientras el dólar americano a 20 pesos y 27 centavos.

Vista esa comparativa, al Euro le faltan sólo ‘unos cuantos años’ para igualar a su antecesor el Solidus.