El Universo está lleno de objetos y seres admirables que algunos llegan a lo sublime, arrobándonos sin necesidad de buscar mayores explicaciones. Desde las inmensas Supernovas que crean estrellas y sistemas planetarios de formas y colores admirables, hasta la minúscula cría de la araña que, tejiendo un pequeñísimo parapente sube a una rama alta y gracias al viento alcanza los límites de la atmósfera.
Las construcciones de los animales con cierto grado de inteligencia, como los grandes termiteros del centro de África que son una especie de radiadores que bajan la temperatura, o los túneles de los perrillos de las praderas del sur de nuestro estado, asombran por su orden y funcionalidad.
Las maravillosas formaciones geológicas que enmarcan nuestro mundo, en donde el hombre ha erigido edificaciones hermosas que, en torno de ellas, hemos vivido y desarrollado sorprendentes e inolvidables culturas. No se olvidan jamás porque la cultura es lo que permanece en nosotros cuando olvidamos todo lo demás.
¿Por qué fueron siete las maravillas del mundo antiguo?
Ante los frecuentes cuestionamientos acerca de cuáles eran las obras más apreciadas en el mundo, se eligió el número siete para enumerarlas pues el siete es el número de la perfección; el séptimo día de la Creación, el de la plenitud cíclica del hebreo antiguo.
Así, en la Ilustración -siglos XVI a XVIII- cuando la cultura griega era la más admirada, el pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck pintó a las siete maravillas del mundo: La Gran Pirámide de Giza, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas, y el Faro de Alejandría.
Desafortunadamente, casi todas ellas desaparecieron antes del siglo XIX, o quedaron sólo ruinas, convirtiéndose en leyendas; acaso la Gran Pirámide de Giza fue remodelada cuando Napoleón conquistó Egipto. Por eso en 2007 el suizo Bernard Weber lanzó un concurso por Internet para que se votaran las 7 Maravillas modernas.
Las ventajas del sistema de la red mundial permitieron que la votación se abriera a todo el mundo, por lo que entre las elegidas sólo el Coliseo Romano es de Europa. Esta maravilla de la ingeniería representativa de la cultura romana es un teatro donde se celebraban peleas entre humanos, y contra animales. Además su diseño permitía presentar espectáculos musicales siendo considerado una maravilla tecnológica.
En nuestro país se encuentra la increíble pirámide Chichén Itzá, dedicada a Kukulkán -Quetzalcóatl- diseñada para que las sombras dibujen una serpiente en las escaleras. El Cristo Redentor en Río de Janeiro, enorme estatua que custodia al bello puerto. Machu Picchu en Perú, Ciudad Inca construida a 2 mil metros sobre el nivel del mar. En Asia, la Muralla China, fortificación de 21 mil kilómetros que protegía al pueblo chino de los mongoles y manchúes. En el sub continente hindú, el Taj Mahal, lujoso sepulcro de mármol blanco, y Petra, ciudad tallada en la roca, ubicada en Jordania, cercana a Europa, Asia y África.
¿Por qué buscamos que nuestra cultura permanezca?
Todas las culturas buscan su preservación, aspiran a dejar huella para que las siguientes generaciones las recuerden. Esto se ha repetido una y otra vez a lo largo de la historia, pues ninguna civilización cree -aunque en el fondo lo sepa- que desaparecerá, y deja rastros como prueba de su existencia. Desde las pequeñas tumbas Neardentales, las grandes pirámides en Egipto, los supremos entierros mayas e incluso nuestras tumbas actuales, son construidas para recordar al sepultado y la capacidad de darle una eterna morada.
Ciertamente cada rincón del universo está lleno de maravillas, pero las de Nuevo León tienen algo muy especial: que son nuestras. En todas partes existen elementos distintivos que dan identidad comunitaria que son sus maravillas. La Torre de Eiffel para los parisinos, la Estatua de la Libertad para los neoyorquinos, el Palacio de Bellas Artes para los capitalinos de México, la Catedral Metropolitana de Guadalajara. Estas comunidades sufrirían una pérdida de su identidad si estas maravillas desaparecieran.
Los nuevoleoneses deseamos que mientras vivamos no desaparezca nuestra cultura, y que perviva después de nosotros. Estamos orgullosos de nuestro hermoso bagaje cultural, de nuestro entorno natural, del que hemos construido, de nuestra historia, y de nuestro sincretismo cultural primario. Aspiramos, como cualquier ente cultural, a ser admirados y recordados como un pueblo con empuje, con nuestras propias maravillas reconocidas.
La Convocatoria para elegir a Las 7 Maravillas Históricas de Nuevo León
Ante la necesidad de que las nuevas generaciones tengan identidad con lo nuestro, varias entidades vinculadas a la cultura como el Consejo Metropolitano de la Crónica, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, el Gobierno de Monterrey, Los Tres Museos, el Museo de Arte Contemporáneo, la Federación de Colegios Profesionales del Estado, el Museo Regional del Obispado, y Lo Hecho en México, convocaron al Concurso de Las Siete Maravillas Históricas de Nuevo León, versión 2020.
Buscando determinar cuáles deben ser las muestras de nuestra cultura cuyo noúmeno cause admiración a todos, ya sean maravillas históricas naturales, hechas por la mano del hombre o maravillas culturales como la música, la gastronomía, la danza, etcétera.
En el Concurso anterior, Las 7 maravillas históricas de Nuevo León versión 2019 fueron elegidas, entre las maravillas naturales: El Río de Ramos, en Allende, y el Cerro de Chipinque. En maravillas hechas por el hombre triunfaron el Museo Metropolitano de Monterrey, Casa de Cultura Nemesio García Naranjo, de Lampazos, y el Santuario del Señor de la Expiración, en Guadalupe. Las maravillas culturales triunfadoras fueron la Tambora y el Clarinete de Linares, y Las Luminarias, de Higueras. En el Concurso participaron 300 mil personas y los votos sumaron 108 mil.
En la nueva edición 2020 las mismas entidades culturales convocaron y se eligieron entre 74 finalistas a las Siete Maravillas Históricas de Nuevo León, edición 2020 a:
El Arco de la Independencia, ícono de Monterrey y toda el área metropolitana, que representa el enlace histórico - cultural con la República. Es el monumento a la patria independiente, erigido en el centenario de la Independencia -en 1910- y 110 años después significa lo mismo, libertad. Obra de Alfredo Giles por encargo de Bernardo Reyes, sobre el arco está la musa de la Independencia que rompe la cadena que nos unía con España. Su presencia además de maravillarnos, nos mueve al amor patrio.
La Hacienda de San Pedro, en el municipio de Gral. Zuazua, cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo XVII cuando el capitán Alonso de Treviño recibe merced de tierras en el valle del Carrizal, predio que pasaría de generación en generación hasta principios del siglo XIX cuando don Francisco Gutiérrez de Lara lo compró a los descendientes de Treviño, construyendo lo que sería su hacienda que bautizó con el nombre de San Pedro, y llegó a ser una de las más productivas del Valle de las Salinas, hasta su abandono a mediados del siglo XX. En 1980 la adquirió la Universidad Autónoma de Nuevo León, rehabilitándola para convertirla en el Centro Cultura Hacienda San Pedro y sede del Centro de Información de Historia Regional.
El Ojo de Agua de San Diego, de Lampazos de Naranjo, fue el alma que dio vida a la Misión de Nuestra Señora de los Dolores de la Punta de Lampazos, que civilizaba a los indios de la región, y permitía desarrollarse a los tlaxcaltecas. Desde ahí se exploró el norte del Virreinato que hoy es parte de Estados Unidos. Aquí brotan las aguas que alimentan a centenarios sabinos y a la planta “lampazo”. Por tres siglos fue el motor de la ganadería y la agricultura regional y es un importante centro turístico del estado.
El Colegio Civil, Centro Cultural Universitario, obra del ingeniero Jean Crouset en 1795, que ha servido de hospital, cuartel, centro educativo y ahora centro cultural. En 1797 se suspendió su construcción funcionando parcialmente durante la epidemia de Viruela. Antes de la mitad del siglo XIX fue cuartel de ejércitos nacionales, rebeldes y extranjeros. En 1870 albergó al Colegio Civil, piedra angular de la actual Universidad Autónoma de Nuevo León. En 2005 se convirtió en centro de enseñanza y difusión de arte y cultura, uno de los más relevantes del Estado. Su imponente frontispicio, la hermosa Aula Magna y el conjunto de instalaciones que alojan a la Pinacoteca del Estado, a diversos espacios culturales, conforman una maravilla para conservarla.
La Casa Universitaria del Libro, construcción de origen habitacional diseñada por Eduardo Daniel Belden, quien sería director de la Facultad de Arquitectura de la UNL, para el matrimonio Refugio Martínez Elizondo y María teresa O´Dowd Abascal, en 1924. De estilo norteamericano “Reina Anna”, que nosotros le decimos “Chalet”, casas sin patio central y con jardín amplio. De techumbre inclinada cubierta de pizarra, tejamanil o lámina de metal, y en el costado tiene un mirador. En 2011 se convirtió en Casa Universitaria del Libro con sala de exposiciones temporales, otra de lectura, y espacios para eventos culturales. Esta maravilla nos invita a la maravilla de la lectura.
La Música Norteña (Gral. Terán). Desde finales del siglo XIX, los instrumentos musicales españoles, guitarras y laudes llegaron para transformarse en guitarrones, tercerolas, bajo quinto, bajo sexto, tololoche, requinto, charangos. Y con los franceses que irrumpieron durante invasión francesa, de 1862 a 1867, llegó el acordeón, que se desarrolló en el acordeón-piano que lleva la armonía en unos botones, y la melodía en un pequeño espacio similar al del piano. Y otro de doce botones para bajo (en la mano izquierda) y una, dos o tres líneas de 10, 11 ó 12, que producen sonido según se abre o cierre el fuelle. De estos instrumentos, dos llegaron a General Terán, el bajo sexto y el acordeón diatónico o de botones; para formar duetos de estilo norteño cantando corridos, canciones norteñas y rancheras. De forma maravillosa pudieron tocar con destreza lo que otros grupos tocan en tríos, cuartetos o quintetos. Algunos de los artistas más populares de la música norteña incluyen a Los Alegres de Terán, agrupación considerada la pionera en elevar el género a niveles internacionales, conociéndose como los padres de la música norteña.
Paraje La Laguna, de Higueras, NL, se encuentra a solo cuatro kilómetros de la cabecera municipal, y es el producto de los mantos acuíferos de la Sierra de Picachos. Una laguna majestuosa, cuerpo de agua que servía desde tiempos de la Colonia para descanso de viajeros. Hace un siglo, las familias visitaban la laguna en burros y carretas, costumbre que continúa, ahora en automóviles. Esta maravillosa reserva natural permite la pesca deportiva, así como el avistamiento de gansos y patos migrantes. Esta maravilla histórica natural es frágil ante la contaminación, así que se debe vigilar para conservarla adecuadamente.
Estas son las 7 Maravillas de Nuevo León Edición 2020 seleccionadas por el Jurado Calificador apoyándose en la participación de la gente con su voto. Son parte de una infinidad de tradiciones, construcciones y parajes naturales que hacen de la tierra y la gente de Nuevo León algo único.
Ciertamente la Pandemia de Covid – 19 tiene detenido el flujo de visitantes, y hasta la práctica de nuestras costumbres, pero un año de ausencia no las borrará de nuestra mente y debemos conservarlas para la posteridad, porque de estas maravillas está hecho Nuevo León.
Nuestro Estado es mucho más que sus ciudades y pueblos en donde viven millones de personas, sino una enorme red cultural construida por centurias con elementos que son parte de nosotros mismos.
Las Maravillas Históricas de Nuevo León, además de darnos identidad cultural muestran al mundo lo maravillosa que es nuestra amada tierra.
FUENTES:
http://boletinsgm.igeolcu.unam.mx/bsgm/vols/epoca03/5301/eguiluz.pdf
https://www.facebook.com/7MaravillasHistoricasNuevoLeon/
http://www.7maravillashistoricasnl.com/sm_propuestas_2020.php
