25/Apr/2024
Editoriales

El poder constructivo de la energía positiva

¿Sabías que aunque nos cueste aceptarlo, nuestra vida está –inevitablemente- rodeada de energía tanto positiva como negativa? y por supuesto, nuestros pensamientos pueden atraer esa energía hacia nosotros como un poderoso imán. Verás, es simple, cuando pensamos en positivo, estamos atrayendo energía positiva a nuestro entorno; lo mismo sucede cuando nos encontramos totalmente desmotivados y vemos el mundo en tonos grisáceos, entonces, atraemos energía cargada de negatividad.

Si pensamos en positivo, la energía que nos llega puede generar cosas muy bellas a nuestro alrededor y en consecuencia, puede hacer que tengamos una vida plena, feliz y casi perfecta. El secreto está en aprender a atraer con mayor frecuencia la energía que tanto nos favorece.

El escritor estadounidense Stephen Covey, autor del libro “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”, en cierta ocasión dijo al respecto: “Tienes que ser el tipo de persona que genera energía positiva y elude la energía negativa, en lugar de fortalecerla”.

Y generar energía positiva debe convertirse en uno de los principales hábitos que te acompañen de hoy en adelante, sin importar los vientos y mareas que arrasen con todo a tu alrededor.

Todos los días, desde el instante mismo en que miras tu nuevo día, tus primeros pensamientos deben ser positivos. Debes mirar con esperanza y alegría la gran oportunidad que la vida te está entregando para ser feliz. No importa lo que suceda después, porque pueden ocurrir muchas cosas, pero mientras tú estés predispuesto a la positividad, nada ni nadie podrá vencerte. 

Pero antes de enfocarnos solo en pensamientos positivos, debemos comprender que estamos hechos de energía y que ésta es tanto material como espiritual y ambas nutren nuestra vida, así que, no solo nuestros pensamientos influyen en la energía que impregna nuestro ser. Cuando salimos de casa, nos ponemos en contacto con toda la energía existente a nuestro alrededor. A donde vamos, con quienes interactuamos y los espacios por los que transitamos a diario, se encuentran cargados de cierta energía. En algunos sitios la energía puede ser densa, de baja vibración o sumamente negativa, y al salir de ellos, algo de esa energía inevitablemente ya se ha impregnado en nuestra ropa, en los objetos que cargamos, en nuestros zapatos y todo cuanto nos acompaña, por lo tanto, al regresar a nuestro hogar esa carga de energía aun la llevamos con nosotros, no se queda en aquellos lugares ni se queda afuera, entra al mismo tiempo que nosotros a nuestro hogar y es absorbida por las paredes de nuestra casa y todo cuanto se encuentre dentro de ella. Por eso es muy importante renovar constantemente las energías en el hogar, limpiando todos los espacios en los que pudiera refugiarse esa energía, principalmente los rincones.

A veces es sencillo saber o intuir que no hay una energía favorable en el lugar en que vivimos si observamos que no nos sentimos a gusto al llegar a casa. Ese puede ser el primer indicador de que algo no anda bien. Sin embargo, si no percibimos esa sensación desagradable, esto tampoco quiere decir que debamos dejar las cosas así. Hay que limpiar, mover energías y mantener nuestro hogar libre de esa carga energética desfavorable, porque, atrayendo energía positiva a nuestra casa, nuestros pensamientos cambiarán y podremos ser capaces de afrontar cualquier situación de manera más asertiva.

Una limpieza simple, de la forma en que todos acostumbramos hacerlo (con agua, jabón, desinfectante y algún aromatizante común) no es suficiente. Esto puede dar como resultado un lugar libre de gérmenes, más nunca garantiza un espacio libre de energía negativa. No hay que confundirnos con eso.

Por desgracia, la energía negativa o malas vibraciones es algo que se pega o se contagia como la gripe, y si estamos sobrecargados de cierta energía que puede ser tanto positiva como negativa, en consecuencia atraeremos más de lo mismo. Las “buenas vibras” nos traen salud, alegría, armonía, amor, felicidad, personas afines con esa vibración y abundancia. Lo opuesto nos genera discordia, conflictos, odio, rencor, desarmonía, carencia y personas que vibran en la misma frecuencia, o sea, personas conflictivas, envidiosas y/o de malos sentimientos. ¿De qué lado prefieres estar?, ¿qué es lo que deseas para tu vida? No me lo digas ahora, piénsalo un rato y reflexiona al respecto. Piensa en la importancia de comprender y aceptar que la energía que nos rodea, inevitablemente afecta nuestra vida y pensamientos, por eso es primordial ser un generador de buenas energías.

Pero para cambiar nuestra propia energía y beneficiarnos con el fruto de ello, no sólo basta con mantener un estándar alto de buenos deseos, emociones y pensamientos, es importante también apoyarnos en algo que potencie o refuerce nuestro compromiso hacia lo positivo como practicar yoga, hacer ejercicio o meditar.  Y, si queremos trabajar en la energía que habita nuestro hogar, de igual forma necesitaremos ayudarnos con ciertos productos para efectuar una limpieza -periódica, profunda y efectiva- tales como el vinagre, los cuarzos, algunos aceites aromáticos o inciensos.

Es importante también, darnos cuenta de que la energía positiva es la clave de nuestra verdadera riqueza. Viajemos al pasado y veamos por qué:

Pitágoras, Platón y Aristóteles.... Imposible resulta resumir en tres palabras quienes fueron estos grandes maestros de la filosofía aunada a la ciencia. Estudiarlos a profundidad nos hace constatar que existe una conexión entre lo que muchos conocemos como intangible y lo que se encuentra comprobado y avalado por la ciencia.

Pitágoras, nació en la isla de Samos en el año 582 A.C. Fue un filósofo y matemático griego, famoso sobre todo por el Teorema de Pitágoras. A su escuela de pensamiento se le conoció como los pitagóricos y en su momento afirmaron que la estructura del universo era aritmética y geométrica, a partir de lo cual las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda investigación científica.

Pitágoras consideró que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Los pitagóricos, fueron los primeros en sostener que la tierra tiene una forma esférica y que tanto ésta como el sol y el resto de los planetas conocidos no se encontraban en el centro del universo, sino que, giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.

Desde el punto de vista religioso, Pitágoras afirmó que las almas eran inmortales y transmigraban, y que conseguían su pureza a través del conocimiento y una serie de prohibiciones. Protestó contra la imagen de los dioses trazada por la mitología, siendo entonces el comienzo de una época nueva en la religión griega. Enseñó la existencia de un único Dios que mantiene el mundo unido en la justicia.

Platón, nacido en el año 427 A.C. Fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles. Fundó la Academia de Atenas y escribió sobre diversos temas filosóficos, especialmente los que trataban de política, ética, metafísica y epistemología. Las obras más famosas de Platón fueron sus diálogos, los cuales tienen gran vitalidad y frecuentemente incluyen humor e ironía. Por su método expositivo es considerado el filósofo más ameno. Su teoría más conocida es la de las Ideas o Formas. En ella se sostiene que todos los entes del mundo sensible son imperfectos y deficientes, y participan de otros entes, perfectos y autónomos.

Y, si queremos recordar a uno de los más grandes filósofos de la antigüedad, debemos pensar en Aristóteles quien fue el precursor de la anatomía y la biología y uno de los creadores de la taxonomía.

En la actualidad, hablar de esoterismo, para muchos, es sinónimo de brujería, charlatanería y otras tantas ideas equivocadas. La realidad es que el término esoterismo se remonta a las épocas de estos tres grandes filósofos cuyas enseñanzas fueron exotéricas y esotéricas.

El término esotérico significa un conjunto de conocimientos, enseñanzas, tradiciones, doctrinas, técnicas, prácticas o ritos de una corriente religiosa o filosófica, que son considerados como "secretos" o de difusión limitada. Exotérico es todo conocimiento que se transmite libremente y es de fácil acceso.

La doctrina esotérica, era una de las formas en que en la Grecia antigua se administró la enseñanza, que sólo podía ser recibida en el interior de las escuelas.

Los discípulos de Pitágoras se dividieron en exotéricos y esotéricos: los primeros eran simples aspirantes sin investiduras, los segundos estaban completamente iniciados en la doctrina real del maestro.

Para Platón y Aristóteles, los caracteres exotéricos o esotéricos se aplican sólo a las doctrinas. Existió en Platón una doble filosofía: una accesible a todos, expuesta en sus diálogos, y otra más técnica, reservada sólo a los que pudieran comprenderla.

Aristóteles divide sus obras en esotéricas y exotéricas. Esta distinción no se basa en las cuestiones ni en sus soluciones, sino en la forma y los procedimientos de exposición. En las obras exotéricas sólo se dan los argumentos más claros y para las esotéricas se reservan los más decisivos.

El manejo y conocimiento de la energía hoy en día, sigue siendo para muchos un tema esotérico y considerado como algo carente de importancia.

Existe en nosotros una gran riqueza que podemos traducir como fuerza creadora que no es otra cosa que energía. Todos, a diario, hacemos uso de éste poder aunque la gran mayoría lo hace de una manera inconsciente y por lo tanto muchas veces de forma incorrecta.

Una experta en la materia, la señora Esperanza, quien por más de veinte años se ha dedicado a trabajar ciertas disciplinas, todas ellas, relacionadas con el correcto manejo de la energía mediante el uso de la aromaterapia, masajes relajantes y demás, nos comenta lo siguiente:

"Todos los seres humanos tenemos grandes diferencias entre nosotros, como también aquello que nos hace iguales, ricos y pobres, gordos y flacos, feos y bonitos, hombres y mujeres.

Partiendo del punto de que absolutamente todo es energía en el universo, y esto es algo que está comprobado y abalado científicamente, desde lo más denso a lo más etéreo, de lo animado a lo inanimado, de lo visible a lo invisible; todo, todo, todo es energía en sus formas y en sus funciones. Energía es la potencia activa que produce un efecto y la posee absolutamente todo cuanto existe en el universo. Sabemos que una piedra tiene su energía y que irradia esa energía, lo saben los esoteristas y los científicos; incluso son utilizadas muchas clases de piedras en infinidad de formas, fórmulas y métodos para el mejoramiento de situaciones físicas, incluso de carácter, estrés y para generar una energía que equilibre los ambientes de trabajo.

Pero, lo que hoy nos ocupa y más nos interesa es cómo utilizamos la energía los seres humanos. La energía es la verdadera riqueza que poseemos, la varita mágica con la que podemos conseguir vida, armonía, salud, protección, paz, fuerza, prosperidad, felicidad, todo lo bueno y excelente para nosotros mismos y para los demás.

Todos en este mundo somos ricos, por tal razón solo hay que descubrirnos, conocernos verdaderamente y trabajar con nuestra energía para comprobarlo. Desgraciadamente, la mayoría de las personas desconocen esto y otras tantas más no le conceden ningún crédito, de manera que, generalmente la energía se utiliza de formas muy destructivas: y lo estamos sufriendo día a día, en nuestros núcleos familiares, círculos de trabajo y de amistades y no se diga en nuestro entorno.

Los pensamientos, los sentimientos, las emociones y las intenciones de cada persona, generan, irradian y transmiten una energía, calificada según sea el estado de ánimo de la persona que lo lanza al cosmos, si ésta energía es negativa, la van a recibir o absorber de lleno aquellas personas que tengan pensamientos y sentimientos similares, de manera que la gente pesimista se va haciendo cada vez más pesimista, los iracundos más iracundos, los envidiosos más envidiosos, etc.

Y llega a haber tal carga de energía mal calificada de la propia y la ajena, que nuestra vida se puede convertir literalmente en un infierno, en el cual, la posibilidad de salida se ve cada vez menos posible."

Para concluir, solo me resta decir que "nuestra verdadera riqueza", no está en el dinero o posesiones materiales que podamos llegar a tener. Una vida llena de amor, de pensamientos y actitudes positivas, de entrega y lucha, de respeto y todo lo que nos situé en el camino correcto, es lo que podemos presumir como una autentica riqueza que quizá sea intangible pero que sin duda existe y es algo decisivo para construir un mejor futuro. Por lo tanto, hay que crear pensamientos positivos ¡Siempre!