02/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Enero 1 de 1891: nace en Linares, José Benítez Martínez, quien sería abogado, diplomático, político y gobernador interino en tres ocasiones. Al ser hijo de Francisco Benítez y Adelaida Martínez, era parte del linaje de los Benítez, una familia linarense que varios de sus miembros han sido gobernadores. Fue nieto del gobernador Jesús María Benítez y Pinillos, y sobrino del gobernador Pedro Benítez Leal.

José estudió leyes en la Universidad Nacional de México titulándose de abogado en 1923, y posteriormente se doctoró en Derecho Internacional en Heidelberg, Alemania. Desde estudiante, en 1916, laboraba de auxiliar en la legación Austria – Hungría y, en 1919, ya era el encargado de los negocios mexicanos en Viena, así como en varios países de centroamérica. Posteriormente, en 1924, fue designado en ese mismo puesto en la ciudad de Washington, donde adquirió renombre en el medio político por su talante ejecutivo y eficaz para desahogar asuntos del país con Estados Unidos. Regresó a México a impartir cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria y como Jurado en los exámenes de diplomáticos. Su vida se desarrollaba exitosamente en la Ciudad de México, hasta que el general Aarón Sáenz fue gobernador del estado, y lo nombró Secretario General de Gobierno. Debido al perfil de Sáenz -de un personaje de altos vuelos-fue gobernador interino durante algunas encomiendas de carácter federal que hubo de atender don Aarón Sáenz. Sus gubernaturas interinas fueron de marzo 27 de 1928 a agosto 14 de ese año. Luego, regresó a la Gubernatura Interina en noviembre 6 de 1928 hasta marzo 25 de 1929. Posteriormente, fue otra vez gobernador interino cuando Aarón Sáenz era secretario de educación pública a nivel federal, de febrero 3 de 1930 hasta la conclusión del periodo en octubre 4 de 1930. José Benítez es considerado un buen gobernante que respetaba el protocolo, el marco legislativo, y las solicitudes de los neoloneses que requerían la intervención y apoyo del gobierno estatal. Don José Benítez murió en Monterrey, el día dos de octubre de 1954, y en su honor el Cabildo de Monterrey bautizó con su nombre a una importante calle de la colonia Obispado.