Julio 27 de 1871: muere en Monterrey, el ex gobernador Manuel Z. Gómez Valdés. Nacido en Linares en 1813, siendo hijo de Salvador Gómez de Castro y Rosalía Valdés, y se mudó a nuestra Ciudad para estudiar y se titularse de abogado en el Seminario de Monterrey. Ejercía su carrera profesional cuando Santiago Vidaurri se hizo del poder postulando el Plan Restaurador de la Libertad, y desde el principio Gómez se incorporó a esa corriente política así que, con semejante apoyo, fue electo diputado federal en 1856 para asistir al Congreso Nacional Constituyente.
Al sobrevenir la Guerra de Reforma, Gómez se convirtió en secretario particular del general Zuazua; sin embargo, junto a Silvestre Aramberri, salió del Estado rumbo al centro del país por diferencias importantes con Vidaurri.
Así que -haciendo equipo con Aramberri- cuando éste fue Gobernador, lo nombró Secretario General de Gobierno, de septiembre a noviembre de 1859. Luego renunció al puesto para incorporarse al Ejército de Oriente en 1860 aunque tuvo que responder -y salió bien librado- de las imputaciones que le hiciera León Guzmán respecto de la muerte de Zuazua.
En la intervención francesa fue un personaje destacado del cuartel general del Ejército del Norte, cumpliendo importantes comisiones, así como tuvo una gran presencia en las batallas de Doctor Arroyo, contra el ejército del militar francés Dupin. Del 13 de junio al 15 de agosto de 1864, el presidente Benito Juárez le nombró Gobernador del estado para sustituir a Jesús María Benítez y Pinillos. Y entregó la gubernatura a Julián Quiroga, pero al siguiente año, en 1865, cuando Mariano Escobedo fue gobernador, lo nombró Secretario General de Gobierno y sustituyó provisionalmente a Escobedo en calidad de interino, una vez que el Gobernador hubo de marchar fuera del estado. También fue presidente del Tribunal Superior de Justicia en Nuevo León, y titular de la comandancia del Contrarresguardo del Norte. Además, escribía muy bien, cualidad que aprovechó para publicar la biografía de Ignacio Zaragoza y escribir bonitos textos poéticos.
