Internacional

Deseo de abdicación de emperador Akihito pone a Japón frente a un dilema

Tokio - El emperador Akihito ha enfrentado a Japón al dilema de permitirle o impedirle abdicar ante sus dudas para cumplir con dignidad sus deberes, situación que también reta a la tradición del paí­s asiático.

Desde el punto de vista de la gente en la calle, 85.7 por ciento apoya sin duda que pueda abandonar el trono, y 89.5 por ciento estima que tiene demasiados deberes oficiales, de acuerdo a una encuesta de la agencia de noticias Kyodo.

Sin embargo, el sector tradicional japonés pide que se piense en las consecuencias que podrí­a acarrear, a fin de permitir en el futuro que se presente la abdicación.

En el futuro podrí­a obligarse a un emperador a renunciar bajo la figura de la abdicación pero en contra de sus deseos, señalan quienes están en contra.

Las condiciones para una abdicación deben de ser consideradas de manera cuidadosa, explica el experto en Leyes Shojiro Sakaguchi de la Universidad de Hitotsubashi.

Añade que los derechos del emperador japonés están restringidos bajo la actual Constitución, lo que incluye el de expresión y el matrimonial.

La polémica comenzó desde el pasado julio cuando trascendió que Akihito tení­a el deseo de abdicar. Este lunes el emperador expresó su preocupación por sus problemas para cumplir de manera cabal sus obligaciones, lo que afecta su papel de sí­mbolo del Estado.

El emperador no se refirió ni uso la palabra abdicación, pero hizo crecer la incipiente polémica al respecto.

La articulista Linda Sieg escribió en el diario Japan Today que la renuncia que el ahora Papa emérito Benedicto XVI hizo en 2013, parece no haber influido al emperador japonés.

Sin embargo, quizá si tomó en cuenta la abdicación que la reina Beatrix de Holanda presentó ese mismo año al cumplir 75 años de edad.

El ala conservadora en la sociedad y la polí­tica japonesa resalta que el prí­ncipe heredero Naruhito, de 56 años de edad, puede desempeñarse como regente de la corona mientras la muerte alcanza a Akihito.

Esa misma ala teme que el debate sobre la abdicación abra otro: el de que una mujer pueda acceder al trono del crisantemo, que se habí­a planteado pues Naruhito solo tiene una hija, Aiko, de 13 años.

Empero, en 2006 nació el prí­ncipe Hisaito, hijo de Akishino, segundo hijo del actual emperador, lo que aplazó ese planteamiento.

Pero la actual situación permitirí­a también revisar la Constitución japonesa, que fue impuesta por las potencias vencedoras en la II Guerra Mundial, indicó Akira Momochi, experto constitucionalista en la Universidad Nihon.

Antes de la Constitución vigente el emperador era considerado de origen divino. Hoy simboliza al Estado y la unidad del pueblo japonés.

La familia imperial japonesa se estima que se remonta a unos dos mil 600 años. Su primer miembro conocido es Jimmu, que vivió entre los años 660 y 585 antes de nuestra era.

Los emperadores japonese se consideraban descendientes de Amaterasu, Diosa del Sol, y se les reverenciaba como un dios viviente, situación que terminó en 1946, cuando Hirohito fue obligado a declarar "No soy divino. Soy humano".

Junto a esa declaración al emperador Hirohito le fueron confiscadas todas sus propiedades, bienes y dinero como castigo por las acciones japonesas durante la II Guerra Mundial.

Ahora, la famillia imperial japonesa recibe una cifra de dinero anual del Tesoro japonés que se determina cada año, explica el sitio unofficialroyalty.com.

La familia imperial japonesa no tiene escudo de armas como otras familias reales, sin embargo usa al crisantemo como su sí­mbolo, el cual también se emplea en ciertos documentos oficiales del paí­s asiático como sus pasaportes.

Por lo pronto el primer ministro Shinzo Abe, tras el discurso en video del emperador, dijo que se considerará con toda seriedad lo que se debe de hacer.