23/Apr/2024
Editoriales

El Gran Fidias

En la Grecia antigua vivió Fidias, hijo de un pintor, discípulo de Polignoto, quien le enseñó a dibujar y a agrupar las figuras para conseguir un efecto conjunto. Sin embargo, a Fidias no le llenaba la pintura y entendió que la escultura era lo que realmente le atraía. Estudió todo lo necesario para analizar los efectos deseados en las esculturas, y cuando lo invitaron a hacer una estatua para la Acróplis, al mismo tiempo invitaron a Alcmenes, su talentoso discípulo, y una vez terminadas las dos estatuas, las colocaron en un capitel en el ágora. A la gente le gustó más la estatua de Alcmenes pues la de Fidias tenía la boca grande, la nariz desmesurada y los rasgos del rostro demasiado rudos. La respuesta de Fidias fue: Coloquen las dos estatuas en el lugar donde estarán definitivamente, en la cornisa del templo. Cuando lo hicieron se vio el efecto, la estatua de Fidias ya era una obra proporcionada y la de Alcmenes perdió claridad.

Fidias había hecho un estudio de óptica que pocos conocían. En el año 438 adC., siendo un hombre viejo, creó la estatua Atenea Parthenos, o Atenea La Virgen, la diosa del Templo hecho por encargo de Pericles. Fidias hizo toda la decoración escultórica del templo, diseñando todo el conjunto de estatuas, pero ahora dirigió a sus discípulos realizando sólo un pequeño esfuerzo personal, demostrando que su liderazgo podía generar grandes obras. Pero Fidias se estaba guardando para la creación de tres estatuas de la diosa en la Acrópolis: la de los colonos atenienses de Lemnos, la Atenea Promacos, que serviría de faro para los marinos, y la famosa Atenea Parthenos, o Virgen Atenea de 38 pies de ato en el interior del templo, ya como la diosa de la sabiduría, que actualmente es una de las figuras más famosas del mundo.

Fidias usó marfil para las partes visibles del cuerpo y más de 2 mil 500 libras de oro para el atuendo, incluyendo el casco, las sandalias y el escudo. Colocó la estatua considerando el estudio astronómico para que el día de su fiesta, el sol cayera a través de las puertas, directamente en el pálido rostro y la brillante vestidura de Atenea.

Sin embargo, en esta obra sucedió algo imprevisto: parte del oro y el marfil desapareció de su estudio y jamás se supo quién lo había tomado. Los políticos enemigos de Pericles, quien era el impulsor del magno proyecto, acusaron a Fidias de robo y fue condenado, pero la gente de Olimpia pagó la fianza para que quedara en libertad a cambio de que se fuera a vivir a esa ciudad y realizara una estatua a Zeus en el templo. Así se hizo. Fidias fue el escultor que creaba figuras colosales, y proyectó una estatua de 60 pies de altura en honor de Zeus sentado en su trono. Cuando la estatua iba a ser colocada en el interior del templo, surgió una crítica que decía: cuando Zeus decida ponerse de pie, su cabeza estaría más alta que el techo del templo.

Fidias colocó a Zeus una corona de oro en forma de ramitas y hojas de olivo; en su mano derecha colocó una pequeña estatua de la Victoria en marfil y oro, y en la izquierda un cetro incrustado de piedras preciosas. El cuerpo tenía un ropaje de oro con grabaciones de flores y sus sandalias eran de oro macizo. El mismo trono era de oro, ébano y marfil, en cuya base estaban pequeñas estatuas de Apolo, la Victoria, Artemisa, Níobe, y la de los niños tebanos secuestrados por la Esfinge. Al final la obra quedó impresionante. El propio Fidias estaba impactado y le pidió a los dioses que la enviaran una señal de aprobación a su trabajo, y cayó un rayo en el suelo a unos cuantos metros de la estatua.  Este Zeus fue incorporado a las Siete Maravillas del Mundo, y comenzó una serie de peregrinaciones a Olimpia para ir a conocer la obra. Después de este Zeus, nada se sabe de Fidias, ni siquiera cómo murió. Sus discípulos aprendieron buena parte de sus técnicas, pero nadie tenía el talento e imaginación del Gran Fidias.