El gobierno del presidente José Joaquín Herrera, con trabajos equipó a 6 mil hombres para la campaña de Texas, mismos que puso a las órdenes del general Mariano Paredes Arrillaga. Sin embargo, MPA, en diciembre de 1845, en San Luis Potosí, se pronunció en contra de Herrera dizque por haber querido evitar la guerra, así que él (Paredes) pedía la destitución de Herrera y de los diputados. MPA se había puesto de acuerdo con los ricos de la capital para apoderarse del gobierno y apoyado por el clero y una parte del ejército, establecería un régimen monárquico, pues según decía, era la única forma de fortalecer a México en contra de las amenazas de Estados Unidos.
Al llegar Paredes a una Presidencia interina en enero de 1846, en la ciudad de México reunió a los principales jefes militares y con todo y que ya había guerra contra Estados Unidos con el pretexto de Texas, en Puebla, Oaxaca y México, comenzaban las protestas en contra suya (de Paredes), quien ya no volvió a mencionar su proyecto de régimen monárquico pues causaba urticaria en todas partes. El pronunciamiento más importante contra MPA se dio en Guadalajara, encabezado por el médico Valentín Gómez Farías, quien al grito de ¡Muera el príncipe extranjero! (sic) proclamaba con sus seguidores a Santa Anna para que regresara a la presidencia, diciendo en mayo de 1846 que era el único capaz de defender al país en contra de la invasión norteamericana. Paredes salió de la capital rumbo a Guadalajara para combatir a los sublevados y dejó el 28 de julio de sustituto a Nicolás Bravo, pero en ese momento la guarnición de la capital se pronunció a favor del Plan Jalisco, haciéndose cargo provisionalmente de la presidencia, Mariano Salas.
Salas convocó a un Congreso que decretó el restablecimiento de la Constitución Federal de 1824 y nombró en diciembre de 1846 presidente a Santa Anna y de vicepresidente a Gómez Farías, terminando en ese momento el régimen centralista. Y mientras los mexicanos se entretenían en sus luchas intestinas, Estados Unidos avanzaba en su plan de arrebatarnos territorio, cosa que consiguió con facilidad. Ese siglo XIX fue terrible para México, pues el diablo se soltó recorriendo todos los cuarteles del pais, como llamando a dos potencias mundiales, Estados Unidos y después a Francia para que ennviaran tropas a imvadir el territorio nacional.
