03/May/2024
Editoriales

Entre la política y la novela no hay tanta diferencia

Como de costumbre, leemos en prensa tantas declaraciones contradictorias de algunos políticos y gobernantes, no me extrañó encontrar en un libro viejo a Don Manuel Fernández González (1821-1888) un novelista español salpicado de militar que tenía las virtudes necesarias para ser político en estos tiempos actuales. 

 Es que este santo señor era aficionado a la historia y como veía que hasta algunos historiadores inventaban cosas que nunca pasaron, una vez quiso escribir una novela de la época de Felipe II. 

 Desde luego que su cultura histórica era abundante; llegaba al grado de poder justificar que el Cid Campeador contemplase la catedral de Burgos, siglos antes de ésta fuera edificada.

 Para explicar el anacronismo simplemente escribió que el Cid Campeador la había visto en un espejismo y punto final.

 Una vez dictaba a su secretario el capítulo VIII de una de sus más leídas novelas.  Y cuando en ella un villano maltrataba a una débil mujer, dictó:

_ Leopoldo, espada en mano, se precipitó a la habitación con la violencia del huracán. 

_Pero don Manuel, dijo el secretario, ¿no recuerda usted que Leopoldo murió en el desafío del capítulo quinto?

_Eso no importa. Termine el capítulo y empiece el noveno con el título “De cómo Leopoldo, que resultó muerto en el capítulo quinto, logró escapar con vida del lance”. Y siguió dictándole…

 

 En estos tiempos, Don Manuel ya habría sido cuando menos presidente ¿verdad?