Julio 29 de 1956: anuncia la Cervecería Cuauhtémoc que invertirá de 50 a 60 millones de pesos anuales en la construcción y urbanización de la colonia Residencial Cuauhtémoc, ubicada en los terrenos del antiguo Campo de Aviación Civil. Esta colonia se creó para empleados de la Cervecería, de acuerdo con la política diseñada por los hermanos Eugenio y Roberto Garza Sada, empresarios que entendieron el compromiso social con sus trabajadores. Estaban convencidos de que nada era más preciado para el obrero que darle una casa propia a su familia, y sus empresas las financiarían a 20 años sin intereses.
Este fue el primer proyecto de esa envergadura con sentido social, y le siguieron otros de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, y de casi todas las grandes industrias locales, algo que tiempo después también haría el gobierno federal con la creación del Infonavit y sus programas de construcción de viviendas de interés social. La colonia Residencial Cuauhtémoc fue además de pionera, la que proporcionaba las viviendas más económicas y cómodas del estado. Para el año siguiente, de 1957 la colonia de pobló de viviendas equipadas con todos los servicios públicos y con colegios a cargo de las religiosas de la orden de las Clarisas, así como con un estadio de béisbol infantil.
Después de la colonia Anáhuac, desarrollada por don Gregorio Ramírez, la Cuauhtémoc fue el símbolo urbanístico por excelencia de San Nicolás de los Garza.
Por su parte, Hylsa -otra empresa del grupo propiedad de la familia Garza Sada- que en 1959 empleaba a más de tres mil 300 personas, contrató al arquitecto Enrique de la Mora, constructor de la célebre basílica de La Purísima, para diseñar las edificaciones religiosas. Muchos feligreses recuerdan a don Roberto Garza Sada supervisando las obras de San José Obrero y a don Eugenio Garza Sada recorriendo a pie la colonia sin guardias ni aparato de seguridad.
Tres lustros después -en 1973- cuando acaeció el asesinato de Don Eugenio, la colonia Cuauhtémoc se fue toda a acompañarlo en su despedida, porque las familias vecinas originales son gente de bien, que saben agradecer a la empresa que les facilitó el acceso a su propiedad.
