Internacional

El papa pide el fin de la guerra en Siria y conciliación en Colombia y Venezuela

El papa Francisco pidió este domingo el fin de la guerra en Siria y conciliación para Colombia y Venezuela, en su mensaje navideño 'urbi et orbi', en el que recordó a las ví­ctimas de los "viles actos terroristas".

"Es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable" en Siria, dijo el papa desde el balcón central de la Basí­lica de San Pedro, ante decenas de miles de personas congregadas en la plaza San Pedro de Roma, en su tradicional mensaje navideño 'a la ciudad y al mundo' ('urbi et orbi').

El pontí­fice, jefe espiritual de los 1.200 millones de católicos del planeta, pidió "paz" en la "martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada".

- "Valentí­a" en Colombia y Venezuela -

Francisco deseó "concordia" para el "querido pueblo colombiano", inmerso en un proceso de paz para poner fin a más de 50 años de conflicto con la guerrilla. "Pedimos concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y reconciliación" dijo el pontí­fice.

"Dicha valentí­a -invitó Francisco- anime también a la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera".

La Santa Sede auspicia las negociaciones entre el Gobierno venezolano y la oposición, para intentar resolver la grave crisis polí­tica y económica de este paí­s sudamericano.

Francisco, que acaba de cumplir 80 años, pronunció este cuarto mensaje 'Urbi et orbi' en un contexto de grandes medidas de seguridad tomadas en Europa tras el atentado del pasado lunes contra un mercadillo navideño de Berlí­n, que dejó 12 muertos.

El pontí­fice deseó "paz" a quienes "han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo, que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos paí­ses y ciudades".

También exhortó a los israelí­es y palestinos -cuyas negociaciones de paz están totalmente paralizadas- a "escribir una nueva página de la historia" sin "odio ni venganza".

Tras el atentado terrorista con camión contra el mercadillo navideño de Berlí­n, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), el temor a otros ataques marca las festividades de este año.

El sábado por la noche, la homilí­a para la Nochebuena del papa Francisco -en la que criticó el materialismo de quienes festejan Navidad pensando sólo en regalos- en la basí­lica de San Pedro se celebró entre fuertes pero discretas medidas de seguridad.

En Belén, lugar donde según la tradición cristiana nació Jesús, unos 2.500 fieles palestinos y extranjeros llenaron la basí­lica de la Natividad para la misa del gallo a la medianoche. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, y otros dignatarios palestinos estuvieron presentes.

El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del Patriarca Latino de Jerusalén y jefe de la Iglesia Católica en Tierra Santa, pidió compasión para los refugiados y el fin de la violencia que desangra a Oriente Medio.

- Devastada catedral de Alepo -

En el norte de Israel, más 25.000 personas participaron en las celebraciones de Navidad en Nazaret, ciudad donde Jesús habrí­a pasado su infancia.

En Estados Unidos el presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa, Michelle, enviaron su último mensaje de Navidad desde la Casa Blanca, subrayando los valores que unen a los estadounidenses, cualquiera sea su fe.

En Siria, la comunidad católica de Alepo celebró la primera misa en cinco años en la catedral maronita San Elí­as, en la ciudad vieja, dos dí­as después del anuncio del régimen de Bashar al Asad de la reconquista total de los barrios controlados por los rebeldes en la segunda ciudad siria.

Igual que numerosos edificios de Alepo -ciudad convertida en sí­mbolo de los estragos causados por la guerra en el paí­s-, la catedral ofrece un espectáculo de desolación: techo derrumbado, escombros esparcidos en el suelo, bancos derribados...

Un pequeño grupo de personas decidió librarse a una tarea de limpieza e instalar un pesebre. "Todos tenemos recuerdos de este sitio, aquí­ hemos celebrado nuestras fiestas y alegrí­as. Queremos transformar los escombros en algo bello", explicó uno de los miembros de ese grupo, Bashir Badaoui.