03/May/2024
Editoriales

Los números perfectos

Las ciencias exactas pueden describirse simplemente como las matemáticas, pues se caracterizan por ser los conocimientos acerca de la exactitud.    

Por ello, en las matemáticas tienen un lugar especial los números perfectos. Se llaman así porque la suma de sus divisores es igual al propio número. Veamos. 

El primer número perfecto es el 6, porque sus divisores son 1, 2, 3 mismos que, al sumarse suman 6. 

Otro número perfecto es el 28: sus divisores son  1, 2, 4, 7 y 14 y, si los sumamos, obtenemos 28. 

Después del 28, sigue el número 496, cuyos divisores son: 1, 2, 4, 8, 16, 31, 62, 124, y 248, que sumados son 496. 

En una cronología, tenemos que en el año 525 adC., los pitagóricos aparecieron vinculados a los números perfectos y a los abundantes. Dos siglos después, en 300 adC., el libro 9 de los Elementos de Euclides, trataba los números perfectos. 

En 100 adC., Nicómaco de Gerasa ofreció una clasificación de los números basada en los números perfectos. Y no fue sino hasta el año 1603, cuando Pietro Cataldi halló los números perfectos sexto y séptimo, con una complicada fórmula de 2 elevado a la 16ª potencia y multiplicado por 2 a la 17ª potencia menos 1= 8.589.869.056. 

El séptimo número perfecto va por ese estilo, elevando el número 2 a otra potencia y multiplicado por otra cifra de ese tipo, dando un resultado de 137.438.691.328. 

En el reciente año de 2006, ya con los nuevos sistemas electrónicos de cálculo, se han encontrado más números perfectos. 

Para quienes no trabajamos en la investigación, estos números son meras curiosidades, pero para los científicos que deben buscar nuevas alterativas en sus investigaciones, son un elemento necesario. 

Cuando escuché por primera vez la existencia de los números perfectos, siendo un estudiante, imaginé que se trataba de números escritos con perfección, tal como nos enseñaban en la clase de dibujo; y no fui el único de la clase que tuvo esa impresión; me consta que al menos otros dos compañeros estudiantes así lo entendieron.

Luego nos reíamos cuando lo recordábamos.