02/May/2024
Editoriales

Los sueños son realmente útiles

Mi padre dormía con un lápiz y una libreta a un lado de la cama, para anotar los sueños que solían olvidársele. Esa práctica sigue siendo recomendable, pues no pocas veces andamos haciendo esfuerzos e invirtiendo tiempo para recordar lo que soñamos, pues entre las fantasías que nuestro cerebro crea en esos momentos de descanso llamados sueños, llegan muchas cosas importantes e innovadoras. Todo aquello que se sueña, puede ser posible.

En la Biblia abundan ejemplos de esto, en este libro de libros se consolida al sueño como el medio de comunicación utilizado por la divinidad para enviarnos mensajes a los humanos. 

Recuerdo el principio del Radio-beep que popularizó el inteligente empresario regiomontano Gustavo de la Garza, con unidades móviles que recibían los mensajes importantes -sin poderlos contestar- pero tenían la ventaja de que se quedaban grabados en la pantalla, es decir, no se necesitaba anotarlos. 

Fue un sistema maravilloso que entiendo aún existe, y nos sirvió a todos antes del invento de los teléfonos celulares.

Pues esto viene a cuento porque el ingeniero Arquímedes (287 aC – 212 aC), el genio de Siracusa, uno de los grandes pilares de la Ingeniería, de las Matemáticas y de la Física, cuyo talento nos regaló grandes descubrimientos científicos para que la humanidad avanzara a los actuales niveles, tenía sueños reveladores de grandes secretos científicos. Uno de los más relevantes es el famoso Tornillo de Arquímedes, sencillo aparato que permite elevar el agua sin mucho esfuerzo.

Se dice que una ocasión Arquímedes estuvo observando lo que batallaba un campesino para regar su parcela sembrada, pues acarreaba el líquido de un arroyo hasta subirla a su cultivo que se ubicaba en un terreno muy alto. 

Esa noche, Arquímedes soñó que él trepaba por una rampa que estaba en espiral sobre un eje, y entendió que por esa espiral subiría el agua. Apenas despertó Arquímedes y corrió a su taller hasta –con ese principio- inventar la forma de cómo elevar el agua. Para probar la idea, puso un cilindro con una manivela en un extremo y le encajó un tornillo. Introdujo el otro extremo del tornillo en un recipiente lleno de agua y al girar la manivela, el agua subió hasta salir por el extremo contrario. Comprobó que el líquido podía subir con ese simple sistema que se convrtiò en un principio conocido como El Tornillo de de Arquímedes. Este principio fue utilizado 18 siglos después por otro gran genio, Leonardo da Vinci, para diseñar una gran rueda que constaba de dos grandes tornillos y que giraba con la corriente de un río, subiendo grandes cantidades de agua. A su vez ese mismo principio -ahora de Da Vinci se utilizaó para aprovechar la fuerza del agua corriente para generar energía eléctrica, entre otros usos. Este sistema del Tornillo de Arquímedes, de larga data, continúa siendo útil para elevar materiales y granos, aún ahora que hemos dado como humanidad grandes y espectaculares saltos de modernidad. Cómo no admirar a estos genios creativos que nos ayudaron a mejorar nuestras vidas.