07/May/2024
Editoriales

Un Cabildo suplió al Rey

Existe una regla universal no escrita: en política nunca hay espacios vacíos; si los hubiera, alguien lo debe llenar. Esto aplicó tal cual en el año de 1664, que la silla del gobernador del Nuevo Reino de León quedó vacía ante la muerte en agosto de ese mismo año de Don Martín de Zavala y no se había nombrado al sustituto. Así que el Cabildo de Monterrey llenó ese importante vacío político.

 

Este cuerpo colegiado, presidido por el alcalde Diego de Ayala, se declaró autoridad en todo el Nuevo Reino de León, incluidos los territorios de las municipalidades de Cadereyta, Cerralvo, Pesquería Grande, y Río Blanco –Arramberri-así como  en el resto del Reino. Veamos un fragmento de la respectiva Acta del Cabildo de Monterrey de septiembre 30 de 1664:

 

 Nos el cabildo, justicia y regimiento desta Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey cabecera del Nuevo Reyno de León, en quien por muerte de don Martín de Zavala, gobernador y capitán general que fue deste dicho reyno, quedó el gobierno y administración de justicia de todo é y que actuamos como jueces receptores por la prohibición de escribanos nombrados y no haberlo público ni real en este dicho reyno etcétera. 

 

Se requería nombrar un Alférez -Cabo u Oficial superior al soldado raso e inferior al Capitán- para el presidio de Cadereyta, entidad que no dependía del Ayuntamiento de Cadereyta, ni siquiera del Virrey, sino del mismísimo Monarca, quien lo costeaba y nombraba desde Madrid, aunque en la práctica lo hiciera el Gobernador.

 

“…Por cuanto está situado en la villa de Cadereyta desta gobernación un presidio que corre por cuenta de Su Majestad, de ocho soldados y un capitán para que como en frontera ocurra a todos los daños que pueden resultar de las muchas naciones que hay de indios en sus contornos, para el cual se necesita nombrar alférez…”  

 

Con esto queda claro que el Cabildo de Monterrey adquiría las facultades del Rey en ausencia del Gobernador. Y decidió que el Alferez fuera un vecino de Cadereyta llamado Juan de Estrada, hombre con vida militar activa, que había estado bajo las órdenes del soldado-cronista Alonso de León, y que además tenía la experiecia de haberse desempeñado en el fuerte San Juan de Ulúa, en Veracruz.

 

la persona que para ello se nombrare sea de las calidades y méritos necesarios y experta en las cosas de milicia que bien y cumplidamente ejerza su oficio y porque todas estas partes concurren en la persona de Juan de Estrada, soldado que actualmente es de dicho presidio y de los primeros que en él asentaron plaza y poblador de la dicha villa de Cadereyta, donde siempre ha residido y servido a Su Majestad en todas las ocasiones de paz y guerra que se han ofrecido en su real servicio, como buen soldado y fiel vasallo de Su Majestad y señaladamente en todas las entradas que hizo el capitán Alonso de León ya difunto, en aquella jurisdicción haciéndolo a su costa con sus armas y caballos y que asimismo ha sido soldado en el puesto de San Juan de Ulúa en la Nueva España 

 

La trayectoria de Estrada nos da luz respecto a que el Nuevo Reino de León sí aportaba soldados que defendían al Imperio Español, pues algún autor postula lo contrario. Y de inmediato el Cabildo de Monterrey concretó la acción nombrando a Juan de Estrada, como Alférez del presidio de Cadereyta, a nombre del propio Rey. 

 

Por tanto en nombre de Su Majestad le elegimos y nombramos por alférez del dicho presidio de la villa de Cadereyta para que con la insignia de su cargo use de él en todos los casos a él anexos y concernientes.  

 

Desde su fundación en 1596, Monterrey es Ciudad Metropolitana, es decir Ciudad principal, que tiene domínio o señorío sobre otras, por lo que ninguna otra entidad le regateaba esa jerarquía extraoficial, tal cual sucedía en otras entidades como Coahuila, sólo por mencionar alguna, que por buen tiempo entre Saltillo y Monclova disputaban ser la capital. En este texto se puede apreciar el señorío sobre otras ciudades. 

 

 

 Fuentes:

 

Diccionario de Autoridades -  (1726) 

Actas de Cabildo 30 de Septiembre de 1664