04/May/2024
Editoriales

El origen de la Boina

No acostumbro usar boina, aunque las pocas veces que he viajado a lugares nevados, he tenido que taparme la cabeza con una que tengo arrumbada entre la ropa de invierno.

Existen boinas de diversos materiales y las más comunes son de piel y de tela, pero los diseños son muy conservadores; nunca cambian.

Y no se trata de una prenda nueva, pues data de la edad del Bronce, unos 4 mil años atrás. 

Entre griegos y romanos no se tiene noticia de su uso, pero en Dinamarca del siglo XI adeC. ya se usaba la boina; en uno de los restos arqueológicos de Guldhhöi, un esqueleto exhumado todavía conserva puesta la que traía cuando murió. 

En Austria también se han hallado boinas en yacimientos arqueológicos del siglo VIII adeC. 

El pintor alemán Holbein el viejo, del siglo XVI, tiene algunos cuadros en los que aparece una boina sobre la cabeza de un decapitado; y característica de esa prenda es que no la usaban sólo la gente del pueblo, sino que la nobleza se la ponía para lucirla. 

En el conocido Hospital del rey de la ciudad de Burgos, en sus puertas se reproduce una escena de Romeros, en donde los personajes cubren sus cabezas con boinas amplias.

En el siglo XVII, la boina o txapela era la prenda más popular en las tres provincias vascongadas. 

El gran pintor y grabador español Goya reproducía personajes con boina en el siglo XVIII y XIX, sobre todo en su Tauromaquia. 

Entre los guerrilleros que combatían a los invasores franceses, esta prenda era casi su uniforme; el general español Tomás de Zumalacarregui, invariablemente traía puesta una famosa boina que su esposa le bordó -una chapeulandi-, que terminó siendo su símbolo. 

En los años 30 y 40, la boina era la prenda emblemática, y en nuestro país además del ambiente taurino, la boina es usada por gente mayor en tiempo de frío. 

Pero eso sí, los aficionados a la fiesta brava se identifican entre ellos porque usan boinas.