20/Apr/2024
Editoriales

Carencias y Fallas de la Globalización

Creo que no es una exageración decir que las dos potencias anglosajonas, EUA y Gran Bretaña, fueron las guardianas y defensoras de la moralidad internacional durante la Segunda Guerra Mundial y que luego, por otros 45 años, hasta 1991, acaudillaron a los paí­ses del Primer Mundo en su rivalidad ideológica contra la antigua Unión Soviética y la China Comunista, demostrando que el sistema capitalista liberal, democrático y con conciencia social es, en la práctica, mucho mejor para los pueblos que el comunismo marxista-leninista.

Por ello ha causado una gran sorpresa el hecho de que ambas potencias, aunque por rutas muy diferentes, se estén alejando de la Globalización. Independientemente de los defectos internos que indudablemente también tienen estos dos paí­ses, quiero preguntarme hoy ¿Qué cosas andan mal con la Globalización que esté provocando, aunque no la justifique, la retirada al aislacionismo nacionalista de estos dos paí­ses, fundadores de la democracia moderna, junto con otros de Europa Occidental, como Francia?

Después de haber estudiado mucho este problema, creo que lo puedo contestar así­: El principal problema con la Globalización es que no ha avanzado lo suficientemente rápido y profundo como para convertirse en un sistema socio-polí­tico global que supere al actual sistema del estados-naciones supuestamente soberanos, pero que ya no lo pueden ser plenamente, ni conviene que lo sean.

¿Qué es lo que le falta o le sobra a la Globalización actual? En pocas palabras: A) Le sobran demasiados intercambios comerciales y flujos de capital para inversiones, mal regulados y legislados ; B) Le faltan, en primer lugar, acuerdos, que implicarí­an cesión de parte de la soberaní­a de todos los Estados, sobre todo de las Grandes Potencias, para asegurar un control pleno de las armas de destrucción masiva y, como contraparte, la creación de una fuera armada internacional para detener conflictos armados en paí­ses tercermundistas; y C) Le faltan también, en segundo lugar, acuerdos, que también requerirí­an cesión de parte de las soberaní­as y limitación de la propiedad privada, para el control a nivel mundial de la extracción, transporte y utilización masivas de los combustibles fósiles, como paso esencial para detener el calentamiento global y, en general, para evitar el deterioro y preservar la grandeza del medio ambiente a nivel planetario.

Para que estos tres grupos o tipos de asuntos "globales" tengan la menor probabilidad de ser aceptados por todas las naciones, grandes o chicas, atrasadas o adelantadas, el primer acuerdo previo tendrí­a que ser el de que las votaciones para legislar estos acuerdos y luego para ejecutarlos y juzgarlos, se decidirí­a por votaciones referenciadas al producto interno de cada estado-nación, o sea que el poder decisorio estarí­a en proporción al producto del número de su población multiplicado por el nivel de vida promedio de la misma. De esta manera, por ejemplo, de un total mundial de 75,106 votos, EUA tendrí­a 16,768, China 9,240, Japón 4,905, Rusia 2,100 (con todos los paí­ses de la ex-URSS 3,140), toda Europa Occidental (incluida GB) 18,768, México 1,260 y toda Latinoamérica 6,066, pero toda ífrica Tropical sólo 1,226.

Así­ que creo que el no avance de la Globalización en controlar efectivamente el orden público internacional y el medio ambiente planetario y sus fallas en regular bien el intercambio comercial, por medio de una gobernanza mundial imitada a estos aspectos, sean la causa profunda, intuida por estos dos grandes y experimentados electorados, aunque quizás deformada por los más ignorantes de ellos, de que "hay algo podrido" en la Globalización, algo que no está bien y que no funciona en ella. Tanto sus dirigentes como los nuestros tienen la obligación de entender y analizar bien esta problemática, que es la del rumbo futuro que deberá tomar la humanidad, con objeto de volver a intentar la Globalización sobre bases más firmes.

Atte.- JVG.- 27-07-16