04/May/2024
Editoriales

La Servilleta ¿de tela o de papel?

En el caló de la Ciudad de México, se utiliza el término ‘Servilleta’ para referirse a sí mismo en calidad de servidor. En realidad viene de la voz flamenca ‘servete’ que es un ‘pequeño mantel’ que, a su vez, nos llegó del viejo latín ‘mantelia’ que reafirma su significado de mantel. Este elemento al principio era muy holgado, colgaba a los lados de la mesa, y con los picos del mantel, los comensales se limpiaban las manos y la boca. 

La servete llegó a España en tiempos del rey Carlos V, por conducto de los caballeros flamencos y, en los llamados Siglos de Oro (XVI y XVII), la servilleta -que ya se llamaba así-, era prenda tradicional en la mesa. 

La etiqueta avanzó y cuando se generalizó el uso del tenedor, la toalla de mesa fue reduciéndose, hasta llegar a la servilleta que hoy conocemos, que se usa sólo para llevársela a los labios, pues existen juegos completos de cuchillería para las comidas. Esta servilleta, no hace mucho tiempo, sirvió de lenguaje cifrado entre los enamorados. 

Actualmente la servilleta puede ser de papel que, por ser desechable, es más versátil. Sin embargo, en sus antecedentes remotos, la servilleta de mesa era indispensable en los banquetes del faraón. De allí pasó a los griegos y luego a los romanos que comían usando las manos y necesitaban limpiarse los dedos. En la Roma del rey Tarquinio ‘El Soberbio’ (último rey de Roma 534 a 509 adC.), la servilleta se usaba para envolver los regalos que el anfitrión daba a sus invitados. Y como se consideraba mala educación dejar sobras de los platillos, se convocaba a los comensales a que se llevaran los restos de su comida, costumbre que ahora hemos revivido pero sólo en los restaurantes de lujo, pues hacerlo en fiestas o banquetes particulares es considerado una grosería en la Ciudad. Sin embargo, en nuestros pueblos norestenses, aún se conserva la costumbre de repartir entre los allegados las porciones de comida que sobraron del banquete, tal vez como recuerdo de que antes no había equipos de refrigeración y esa comida se convertía en un problema para evitar su descomposición. Existen algunos exagerados -como es mi caso- que gusta de usar en la mesa una servilleta de tela encima del pantalón, y tener cerca de las manos otra servilleta de papel, para atender cualquier accidente con los alimentos.