Nacional

Conmemorar la bandera nacional es rendir tributo a nuestra historia: Arturo Zaldívar

PALABRAS DEL MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR, PRESIDENTE DE LA 

SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN Y DEL CONSEJO DE LA  

JUDICATURA FEDERAL, CON MOTIVO DEL DÍA DE LA BANDERA

 

Ciudad de México.-   Licenciado Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos; 

Señor Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados;

Señora Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores; 

Señor Secretario de la Defensa Nacional; 

Señor Secretario de Marina; 

Señor Secretario de Gobernación; 

Señora Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; 

Distinguidos y distinguidas integrantes del presídium, invitados especiales, señoras y señores: 

Conmemorar la bandera nacional es rendir tributo a nuestra historia. Es rendir homenaje a las gestas que nos dieron patria, a las luchas que afianzaron nuestra independencia y conquistaron la promesa de una Nación libre y soberana. 

Hoy nos inspira la lucha de mujeres y hombres que soñaron con un país diferente.

 En su coraje, entrega y sacrificio está la promesa de un arreglo social más justo e igualitario, y las claves para construirlo todos los días, desde todas las trincheras.

Su lucha nos recuerda que somos una misma colectividad. Que a pesar de nuestras diferencias, es más lo que nos une, que lo que nos divide. Que nos acercan nuestras tradiciones y nuestra cultura. Que nos fortalece nuestra diversidad. Que nos hermanan nuestros anhelos más profundos de justicia.

 Pino Suárez 2, Colonia Centro, Cuauhtémoc, Ciudad de México, 06065.

 

Su sacrificio nos recuerda que no hay libertad sin justicia social; y que no hay justicia desde la indiferencia. Que debemos conectar con el dolor humano y luchar por quienes menos tienen, por quienes padecen el hambre, el desamparo y la violencia; que debemos sentir su dolor como propio, y mirar el mundo a través de sus ojos. 

Su valentía nos recuerda que el futuro se construye con las mujeres: protagonistas indispensables del cambio social. Con sus voces, experiencias, y aportaciones. Que hoy, y siempre, estamos llamados a derribar las barreras que impiden el ejercicio de sus derechos, a nivelar el terreno, a desterrar cualquier forma de violencia y discriminación en su contra, y a conquistar la igualdad sustantiva para todas ellas. 

Que la unidad se forja con las y los jóvenes de este país, con su esperanza de soñar y de creer en un futuro mejor y pensar que esto es posible. Un futuro con libertad, igualdad y derechos para todas las personas. Un futuro en el que cambiar las prácticas, la cultura, los estereotipos y los prejuicios es posible. 

La lucha de las mujeres y los hombres que nos dieron patria nos recuerda que el futuro se construye con las personas, pueblos y comunidades indígenas de este país. Con las personas de la diversidad sexual. Con las personas con discapacidad. 

Con las personas migrantes. Que debemos forjar un futuro compartido, en el que todas las personas puedan perseguir sus sueños en igualdad de condiciones. 

Sus ideales nos recuerdan que la unidad se construye con justicia honesta y cercana a la gente: una justicia con vocación transformadora, capaz de incidir en la vida de la ciudadanía, sobre todo de los pobres, los vulnerables y los olvidados; con profesionalismo, vocación de servicio y sensibilidad social. 

Su legado nos recuerda que el futuro se construye en democracia, desde la Constitución, sus valores y principios. Que tenemos una tradición compartida para dialogar: un lenguaje de valores que empodera a la ciudadanía para actuar como agentes de transformación y movilizar sus causas con fuerza y eficacia, “hablando a través de la Constitución y no en contra de ella”.

Sus anhelos nos recuerdan que no hay otro camino que el de los derechos humanos y la justicia social. 

Hoy, y siempre, debemos encontrarnos en la Constitución, y en sus promesas de libertad, igualdad y dignidad. Estos son los valores que nos unen, los anhelos que compartimos y los principios que nos dan identidad.

 Pino Suárez 2, Colonia Centro, Cuauhtémoc, Ciudad de México, 06065.

 

Señoras y señores:

Que nuestro lábaro patrio nos recuerde el sacrificio, el coraje y el compromiso de quienes dedicaron su vida a soñar por un México posible, y de quienes perdieron la vida para hacerlo realidad. 

Su memoria nos inspira a seguir soñando, a seguir luchando, hasta conquistar esa sociedad democrática, justa e igualitaria en la que nadie se queda atrás, en la que todas las voces se escuchan con fuerza, en la que todas las personas ejercen todos sus derechos en libertad. Esa sociedad utópica pero posible, en la que la igualdad y la dignidad se hagan costumbre. 

Muchas gracias.