El lunes 16, los líderes de la Central íšnica de Trabajadores (CUT) de Brasil y de la Central de Trabajadores Brasileños (CTB) se negaron a aceptar la invitación del Presidente interino Michel Temer, a quien señalaron como "usurpador" y "golpista". Temer los había invitado a reunirse con él para discutir su plan para desmantelar el sistema de pensiones, una obsesión en particular de su nuevo ministro de Finanzas Henrique Meirelles, el neandertal ex directivo del banco FleetBoston.
La CUT y la CTB representan en conjunto el 43% de la fuerza laboral de Brasil. La CTB, que acusó a Temer de "traicionar a la clase obrera", dijo en una declaración que "la propuesta de Temer de reforma a las pensiones significa meter las pensiones en un ataúd". Según Meirelles, es "urgente" la reforma a las pensiones y ha formado un equipo de trabajo para que presente una propuesta final en menos de 30 días, informó O Globo.
Después de que Temer anunció en entrevista televisada el 15 de mayo que tomaría "medidas no populares" por "el bien del país", hubo protestas y manifestaciones con cacerolas en varias ciudades de todo el país, en donde los manifestantes gritaban "¡Temer para afuera!". Los trabajadores brasileños no tienen la intención de tragarse las políticas de austeridad que el "súper ministro" Meirelles pretende imponer.