Una grave acusación se hizo en el México del siglo XIX.
“Con motivo de haber asistido ayer a un convite de las casas del Puente de Alvarado, y teniendo su diversión casera, presencié el acto más indecente que puede ejecutarse en su clase; pues sin saber cómo ni por dónde, encontramos en la sala bailando no una mujer, sino una furia infernal en forma de tal, cuya desenvoltura y desordenados lascivos movimientos escandalizaron no sólo a las personas decentes que nos hallábamos, sino también a los músicos y gente de servicio. Esta mujer además de los movimientos tan impuros, tuvo la vilantez de levantarse la ropa a más de medio muslo y enseñar sus asquerosas carnes”
Gerónimo de Valenzuela
Al Tribunal del Santo Oficio, 1808, pidiendo al inquisidor que la castigaran.
Boletín del Archivo General de la Nación, julio-septiembre de 1979, p. 9