06/May/2024
Editoriales

No iniciemos algo importante sin estar bien preparados

Cuando se compite en alguna actividad importante, uno debe prepararse lo mejor posible, pues nunca se sabe que sucederá. 

 Podríamos ser superados por todos los demás competidores y terminar en el último lugar, algo que nunca es bueno para nuestra autoestima.

 Sin embargo, ese no es el peor escenario, pues si sucediera lo contrario, es decir que uno quedara en el primer lugar, deberemos tomar el liderazgo y siempre será preferible estar preparado aunque no se necesite, que al revés, llegar al triunfo, necesitarlo, pero no estar preparado. 

 Esto viene al caso porque en la década de los años sesenta sucedió que Chris Montez, el cantante y guitarrista estadounidense- la nueva voz que sustituía a Richie Valens, el estadounidense y mítico forjador del rock chicano, que había muerto en un conocido accidente de aviación- se presentaría ante el exigente público londinense. 

 Chris hacía equipo con Tommy Roe (el famoso cantante que compuso su exitazo “Sheila”), por lo que ellos eran las estrellas del programa – que debutaría del 9 de marzo de 1963 en el Granada Cinema de Londres, la gran capital inglesa, y que había sido promovido con un gran despliegue publicitario.

 Por otra parte, un cuarteto de jóvenes llamado Los Beatles que se había preparado a conciencia por mucho tiempo, se habían colado en el programa en el lugar de ‘teloneros’, lo que significaba que ellos abrirían el programa preparando al público para que recibieran a las rutilantes estrellas Chris Montez y Tommy Roe.

  Para esto, el cuarteto juvenil de Liverpool ya empezaba a sonar entre los jóvenes londinenses, pues su estilo era novedoso y refinado, mucho más romántico y rico en acordes que el rock pesado que estaba de moda. 

 El orden era que los teloneros abrieran nomás subiendo el telón del auditorio, y empezarían a tocar para calentar el ambiente, tal como se acostumbra.

 Esto significaba que Los Beatles abrirían, para que terminaran como actuación principal los figurones Tommy Roe y Chris Montez. 

 Así se hizo, pero ese orden sólo duró la primera noche, porque el público se volcó con la música de los jóvenes Beatles de Liverpool, así que para la siguiente noche, el cartel ya estaba con otro orden: Los Beatles eran la atracción principal, y las grandes estrellas internacionales y consagradas por la crítica europea iban de teloneros. 

 

 El público rara vez se equivoca en la materia artística musical, y ciertamente Los Beatles fueron un fenómeno mundial que todavía siguen en el gusto de las actuales generaciones, a seis décadas de aquel célebre programa. Ellos iban súper preparados y por consiguiente, un futuro luminoso les aguardaba.