02/May/2024
Editoriales

Los levantones en Monterrey

Jerónimo Treviño Leal nació en el año 1836, ingresando a la carrera de las armas en 1858. Durante la Batalla de Santa Gertrudis (1866) con Mariano Escobedo a la cabeza, se catapultó su nombre en base a su destacada actuación, que refrendó en el Sitio de Querétaro, en donde fue herido, pero su temple fue muy comentado.

Por ello, el presidente Juárez lo nombró Comandante Militar de la Plaza México, es decir, el equivalente a ser actualmente gobernador de la Ciudad Capital del país.

En 1867 Jerónimo Treviño fue tres veces consecutivas gobernador de Nuevo León, y una vez más, en 1913, gracias al maderismo.

En 1869 se reeligió, pero unos días después (dos meses) pidió licencia, quedando al frente del gobierno Lázaro Garza Ayala. Sin embargo, en ese breve tiempo limpió el estado de ‘alborotadores’ como Pedro Martínez y Ambrosio Ayarzagoitia, que alteraban el orden.

Fue protagonista de un caso excepcional, pues en 26 de septiembre de 1870, Treviño presentó su renuncia ante el Congreso del estado, pero la soberanía del Legislativo no la aceptó, llegando al acuerdo de darle licencia para que en octubre 17 de 1870 llegara de gobernador interino José Eleuterio González ‘Gonzalitos’, hasta el 30 de noviembre que Treviño regresó a ese sitial. 

En su gobierno alcanzaron el estatus de municipios los poblados y rancherías de General Escobedo, General Treviño (en reconocimiento a su actuación en la invasión francesa), General Bravo y Villa de Juárez. 

A pesar de ello, batalló para derrotar a Simón de la Garza Melo, quien lo había superado en votos, pero las Juntas Escrutadoras de Monterrey, García, Linares y Montemorelos anularon casi la mitad de los votos, dándole un giro de 16 mil contra 10 mil en favor de Garza Melo, a 10 mil contra 8 mil en favor de Treviño.

En las elecciones de 1871 para presidente de la República, ganó Benito Juárez, y el derrotado Porfirio Díaz se levantó en armas con la revolución de La Noria, apoyado entre otros militares del país, por el gobernador Jerónimo Treviño.

Así que en octubre de 1871, dejó de gobernador a Genaro Garza García, quien no fue aceptado por el Congreso ni por el Tribunal de Justicia, los que prefirieron desaparecer antes que reconocer a Garza García.

Pero a la muerte de Juárez, Díaz tomó el poder y revivió la carrera política de Treviño, reeligiéndose como gobernador en 1877. Luego sería utilizado por Díaz para ser cuña en contra de Bernardo Reyes en 1909, y alcanzó a ser de nuevo gobernador del 22 de febrero de 1913 al 23 de marzo, es decir, sólo un mes.

Ya retirado, el general Jerónimo Treviño vivía tranquilamente su vejez de 77 años, que en aquel tiempo eran muchos, en su casona de las calles de Puebla (hoy Emilio Carranza) e Isaac Garza, cuando en octubre de 1913 llegaron a tomar la plaza de Monterrey, los revolucionarios Pablo González y Jesús Carranza, lo que produjo un caos en la Ciudad.

Entre los diversos grupos de asaltantes, un oficial no identificado entró a la casa de Treviño, atraído por la evidente riqueza que en ella había, y dentro estaba el anciano ex gobernador que, a pesar de toda su trayectoria, no tenía guardias militarizados, por lo que intentó defenderse, pero no pudo y fue prendido sin derramamiento de sangre.

Treviño le pidió con vehemencia al revolucionario que aceptaba ser su cautivo, pero que lo llevara a donde estuvieran Pablo González y Jesús Carranza.

Así se hizo, llegando a la Estación del Golfo -hoy Casa de a Cultura- en donde estaban los jefes mencionados. 

Sin embargo, en ese momento estaban preparando su rápida salida de Monterrey por motivos de estrategia militar, así que no lo soltaron y permaneció allí algunas horas llevándoselo ellos en su huida, siendo liberado en territorio de San Nicolás de los Garza, de donde regresó al día siguiente.

Traducido al lenguaje actual, el general Jerónimo Treviño, con su gran bagaje histórico, fue ‘levantado’ de su domicilio y liberado al día siguiente.