19/Apr/2024
Editoriales

Diciembre 24 de 1523: Se celebra la Navidad en la Nueva España por primera vez

Diciembre 24 de 1523: Se celebra la Navidad en la Nueva España por primera vez. El organizador fue el franciscano flamenco fray Pedro de Gante (1479-1572), quien lo escribe en una carta a Felipe II, redactada en 1557. Este sacerdote, que se dice era hijo de Maximiliano I de Habsburgo, el emperador del Sacro Imperio Romano de 1508 a 1519, corrió las invitaciones a quienes viví­an en territorio de diez leguas alrededor de la ciudad de México, para que asistieran en esta fecha de Nochebuena a la Iglesia de San Francisco a festejar el aniversario del nacimiento de Jesús El Cristo.

 Y la respuesta fue mayor a la esperada, al grado de que el patio del recinto fue insuficiente, a pesar de que era "harto grande", según relata el propio Pedro de Gante. Fray Jerónimo de Mendieta alude a las costumbres adquiridas por los indí­genas que aún siguen vigentes en la actualidad. De allí­ vino la inspiración de los naturales de nuestro paí­s para elaborar adornos navideños, destacando desde luego, los nacimientos y otros que se lucen en esa noche y en los siguientes dí­as hasta el de los Reyes: un portal y un pesebre que representa al de Belén con el niño Jesús y su Madre, San José y los pastores. A partir de entonces, la Navidad en México es una gran fiesta donde explota la fe, la alegrí­a, la luz y los platillos tí­picos de cada región para cenar en la Nochebuena. Estos datos vienen en "La práctica religiosa en México". Siglo XVI, del padre Joaquí­n Antonio Peñalosa.

 La piñata, el nacimiento, las posadas, los reyes magos, las pastorelas, la cena de Navidad y los villancicos, llegan como tradiciones cristianas adaptadas con elementos indí­genas que permanecen hasta nuestros dí­as. Las posadas inician al anochecer con una oración, la gente se forma detrás de los "santos peregrinos" (José y Marí­a) con velas y cantos, se dicen las letaní­as y se pasa al patio de la iglesia a romper la piñata. Por cierto, la piñata es de origen chino llevada por Marco Polo a Europa en el siglo XII, donde se le llama "pignata" y representa la vanidad; la venda en los ojos, la fe; y el palo, la virtud que vence el mal. De Italia pasa a España y luego viene a Nueva España. Las pastorelas provienen del teatro europeo medieval, de España pasan a México y mientras aquí­ proliferan, allá desaparecen. Esto es porque el gusto de la cultura Náhuatl por el teatro lo permite. La primera pastorela fue en Cuernavaca en 1527 bajo el tí­tulo "La comedia de los Reyes", aunque existen documentos de otra pastorela que representa la batalla entre San Miguel y Lucifer, escrita en náhuatl.

 Las pastorelas de finalidad evangelizadora, se incorporan a la cultura popular y tras cuatrocientos años, siguen vigentes. La misma trama, los versos, los personajes: ingenuos pastores, o varios demonios, arcángeles, ángeles, los reyes magos y la Sagrada Familia. La única variación es que se han incorporado algunos cantos regionales. La representación de Jesús, Marí­a, José, los pastores, los ángeles, el burro, la vaca y el pesebre, lleva toque mexicano artesanal del arte popular. La pastorela está tan arraigada entre los mexicanos, que ni el internacional árbol de navidad la ha desplazado. La costumbre de regalar obsequios en Navidad, existe sólo fuera del centro del paí­s, donde los obsequios se dan en el Dí­a de Reyes, tal como se hací­a en la colonia. En el dí­a de los reyes magos -el 6 de enero- se degusta la rosca de reyes, misma que sugiere una corona real con dulces de colores simbolizando joyas, y en su interior se halla un muñequito que representa al niño Jesús. Cada ingrediente tiene significado: el higo, posteridad; el dátil, alegrí­a; el durazno, cordialidad; la pera, fertilidad; la manzana, amistad; y la cereza, paz. Al que le toca el muñequito, invita a los demás "una tamalada" el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria o de la presentación del niño Jesús al Templo. El árbol de Navidad, los villancicos, la piñata, el nacimiento, las posadas, las pastorelas... son hermosos elementos que configuran la fiesta de Navidad. Quienes los hemos disfrutado, no podemos olvidarlos aún con el paso del tiempo, la modernidad y la internacionalización. Qué bonito es conservar las tradiciones. Conservar nuestra cultura, es conservar nuestra identidad. Les deseo que pasen una feliz Navidad, plena de amor y paz.