06/May/2024
Editoriales

La Invasión Norteamericana. Parte 20; algunas reflexiones finales

La vecindad de México y Estados Unidos es producto de un accidente histórico que permite ver las diferencias entrambas culturas, la de América latina y la América sajona. Por más vecinos que sean los contrastes en sus naturalezas son evidentes: la naturaleza pacífica y romántica de una nación, versus la vocación guerrera de la otra. Por otra parte hay pruebas de que la artera agresión de Estados Unidos de Norteamérica contra la República Mexicana -nombre consignado en las Siete Leyes de 1836- no fue un acto fortuito sino calculado por años.

 

Las diferencias entre México y Estados Unidos son históricas

Es claro que el enfrentamiento fue entre naciones desemejantes desde sus orígenes. El virreinato de Nueva España era un dominio colonial dirigido por el rey de Castilla -luego llamado España- para el enriquecimiento de la monarquía y la catolicidad de los nativos. Mientras las trece colonias inglesas fueron asignadas a compañías para explotar sus recursos naturales, y los peregrinos británicos vinieron a las américas a practicar religiones diversas a la anglicana del rey de Inglaterra; por ejemplo Maryland para el Catolicismo y Georgia para practicar la religión Bautista. 

  Tan sólo por mencionar un par de ejemplos de las concesiones que dio Inglaterra, se le asignó para su explotación la colonia de Virginia a sir Walter Raleigh; y New Hampshire a exploradores ingleses y franceses, como eran Samuel de Champlain -fundador de Quebec- y a John Smith, -gobernador de Virginia-. 

 Los castellanos llegaron a explotar riquezas sin matar a los indígenas

Abundando en las diferencias, debemos decir que los españoles llegaron con la misión de explotar un país rico en oro, plata, piedras preciosas, con tierras aptas para caña de azúcar, añil, y maderas, habitadas por indígenas a los que no podían matar ni esclavizar, y sí educar, pero que eran una mano de obra extremadamente barata. 

   

En tanto a los británicos les tocaron páramos vírgenes poblados de indígenas nómadas a los que podían exterminar y despojar de sus territorios, pues el trabajo lo hacían con una mano de obra esclava importada, a la que también podían matar, sobre explotar o darle una categoría similar al ganado. 

 Los británicos vinieron a arrebatar territorios a cualquier costo

Inglaterra vino a apropiarse de todos los territorios que pudiera, por lo que despojó a los holandeses -neerlandeses- de Nueva Ámsterdam, Ciudad que rebautizaron con el nombre de Nueva York. Mientras los españoles no podían exceder los territorios que el papa Alejandro VI les había asignado en la bula Inter Cætera. 

 Estados Unidos se independiza y conserva la esclavitud

Al declarar su independencia de Inglaterra en 1876, Estados Unidos adoptó las teorías más modernas en el aspecto gubernativo, pero en lo social conservó el sistema discriminatorio de Inglaterra, conservando la esclavitud y declarando a un grupo de personas semi ciudadanos -todos los no sajones eran prácticamente 3/5 de persona- y respecto al sistema económico implementó uno que sólo beneficiara a los sajones. 

 

México se independiza, abole la esclavitud y da derechos a todos los mexicanos

En cambio, cuando México se independizó de España eliminó las diferencias sociales, aboliendo la esclavitud y dando los mismos derechos a todos. Así pudieron alcanzar grados de importancia un Vicente Guerrero, mulato que llegó a la presidencia de la República, y Benito Juárez, indio zapoteca que gobernó Oaxaca y fue también presidente de México.

 

El Destino Manifiesto norteamericano era derecho a poseer todo el continente

Estados Unidos tenía un proyecto de nación para beneficio de los sajones. Los fundadores puritanos calvinistas pensaban que todo estaba trazado por un plan divino prefecto, y su nación tenía un ‘Destino Manifiesto’. El ministro John Cotton afirmó en 1630 que su nación tenía derecho legal de someter a los nativos y, en 1845, el periodista O´Sullivan del New York Morning News escribió en diciembre 27 que  ‘ellos tenían el Destino Manifiesto a poseer todo el continente que la providencia les dio para desarrollar un gran cometido de libertad’

 

En México había libertades políticas

Por el contrario, en México no existía esa unidad de criterio, sino que había simpatizantes de todos los sistemas de gobierno: federalismo, centralismo, monarquía y cualquier esquema político que derivara de ellos. 

 La primera intentona norteamericana de invadir México

Las intenciones de invadir los territorios nórdicos novohispanos se evidenciaron en 1693 cuando un grupo de sajones intentó cruzar la barrera del Mississippi, y el rey, ipso facto respondió con 200 lanceros haciéndole ver a Inglaterra que invadir no sería sencillo, así que mejor reculó. Sin embargo, la ingenuidad nacional permitió el ingreso de colonos sajones a Texas porque ‘traerían trabajo, riqueza y desestabilidad política’. Pero en el momento de mayor debilidad y división de los mexicanos se dio el ataque. 

 La desigual guerra de invasión

De acuerdo con su naturaleza guerrera, Estados Unidos invertía mucho dinero en tecnología para adquirir rifles Mississippi, impermeables y de fácil recarga, mientras México utilizaba aún arcabuces y pistolas de un solo tiro inutilizables con la lluvia. Los cañones norteamericanos hechos en fábricas profesionales, enfrentaban a los novohispanos, algunos con 200 años de antigüedad o bien “hechizos” con bronce de campanas de las iglesias. Los poderosos buques de vapor que podían viajar aguas arriba de los ríos, estaban equipados con la más moderna artillería, ridiculizaban a las carabelas y fragatas de vela mal artilladas mexicanas. 

   

Además los militares norteamericanos se educaban en la Academia Militar de West Point fundada en 1802, mientras los mexicanos se formaban en revueltas, guerras civiles y cuartelazos. Algunos tenían cierta experiencia en la Guerra de Independencia y otros en el intento de reconquista española, pues el Heroico Colegio Militar funcionaba regularmente apenas desde 1840, seis años antes de la guerra. 

   

Por si fuera poca la gran diferencia y ventaja militar de Estados Unidos, el geógrafo alemán Alejandro de Humboldt le había proveído la cartografía mexicana, mientras los nuestros contaban apenas con sólo un puñado de mapas virreinales. 

 Las promesas a los marines norteamericanos si despojaban a México

Encima de todo esto, los soldados estadunidenses bien entrenados y con armas modernas, venían con la promesa de recibir 160 acres -unas 64 hectáreas- de las tierras conquistadas. Por su parte, los soldados mexicanos, sin mayor entrenamiento militar, estaban mal armados, peor remunerados y la mayoría era de leva -reclutados a la fuerza- por ser vagos, delincuentes o sólo por tener “edad de armas”. El único estímulo era un buen discurso previo a las batallas. 

 También había norteamericanos conscientes y mexicanos malinchistas

Lo único favorable era que los políticos norteamericanos estaban divididos sobre la justicia de la guerra. No sólo Lincoln se oponía; el mismo negociador Trist terminó sus días afirmando que había abusado de México en el momento de las negociaciones. Pero por parte de los mexicanos había algunos como Mariano Arista que estaban de acuerdo en que Estados Unidos ‘se expandiera’ hasta Mamulique, Nuevo León, donde él tenía su hacienda y otros, como Miguel Lerdo de Tejada, que veían en la invasión la oportunidad de que terminara la anarquía en nuestro país. 

 Los pleitos y golpes de Estado mermaron la capacidad defensiva

Ante semejante desigualdad, la guerra no podía ser sino una triste cadena de errores o negligencias. El presidente Mariano Paredes, al momento de declarar la guerra, era partidario de un ataque definitivo y frontal a las tropas invasoras, pero fue derrocado y sus sucesores optaron por una guerra defensiva, con ‘retiradas estratégicas’ en la Resaca de la Palma, la Angostura, Cerro Gordo, Sacramento, Monterey (California), Mazatlán, Tampico; ‘Rendiciones Honorables’ en Monterrey, Puebla, Saltillo y la propia Ciudad de México; además de defensas mal ejecutadas como Churubusco y Chapultepec, pusieron al enemigo en bandeja de plata la entrada a la Ciudad capital.   

 Sospechosa estrategia de la defensa mexicana

La rendición de las ciudades de Monterrey y México tuvieron el mismo talante. En Monterrey hubo un par de combates en Tenerías y el Diablo, resistencia popular, concentración de las tropas mexicanas en Catedral y luego rendición. En México un par de batallas en Churubusco y Chapultepec resistencia popular, concentración de tropas mexicanas en La Ciudadela, antes de rendirse. 

   

Tanto en Monterrey, como en Cerro Gordo, la Angostura y finalmente en Padierna el ejército norteamericano estuvo a punto de ser vencido, pero Santa Anna jamás dio la orden de realizar un ataque para rematarlo, rindiéndose o retirándose. 

   

Las marchas del Ejército Mexicano de Linares a San Luis Potosí y luego de la Angostura a San Luis Potosí se hicieron por los lugares más inhóspitos, lo que desgastó al Ejército del Norte, el cuerpo militar más grande de la nación. 

   

En momentos críticos Santa Anna utilizó generales cubanos: en Monterrey a Pedro de Ampudia, a Anastacio Parrodi en la Angostura, para no utilizar a Tomás Mejía o Juan Álvarez y sí envió a Nicolás Bravo a una derrota certera en Chapultepec. Tal vez la razón haya sido que los mexicanos eran líderes que podían convocar y liderar ejércitos populares. 

 Implacable el Ejército Nacional contra mexicanos y tímido contra invasores

El diputado Guillermo Prieto, refugiado en Querétaro junto con el gobierno, se dolía del poco valor que tuvo el ejército para combatir a los norteamericanos y sin embargo, fue implacable con Mariano Paredes, José Urrea y otros que atacaron por su cuenta al ejército norteamericano mediante la táctica de las guerrillas. 

   

Manuel de la Peña y Peña murió con el remordimiento de no haber tenido el peso político para convocar a un nuevo Ejército para expulsar a los norteamericanos y en cambio se sentó con ellos a negociar. 

 

Quintana Roo no puede cometer magnicidio contra el gobernador Santa Anna

Andrés Quintana Roo exiliado en la remota República de Yucatán combatida por Santa Anna en lugar de combatir a los norteamericanos, murió amargado. Se culpaba de que  en 1829, siendo presidente de la Suprema Corte de Justicia, citó a Santa Anna, gobernador de Veracruz Santa Anna en su despacho, y sobre su escritorio tenía una pistola cubierta con un pañuelo porque pensaba matarlo, pero el jurista no tuvo el valor.   

Los norteamericanos eliminaron sin piedad a los apaches e indios nómadas a los que España y México trató de civilizar y catolizar. Ya sin ellos pudo convertir a Texas en un  gran sembradío de algodón, que casi igualaba la producción mundial de ese producto, desde luego con mano de obra esclava. 

 

Inaugura la Guerra de Invasión mexicana la Era de invasiones norteamericanas. 

 

En esta guerra los norteamericanos aprendieron que podían tomar lo que quisieran del mundo, y se entrenaron con la Guerra de Invasión a México. La trascendencia de este conflicto es muy grande, y seguramente ahora se lamentan las naciones que no intervinieron para detener la carnicería que hemos tratado de relatar en estas veinte partes. 

 

Estados Unidos  ha invadido países en todos los continentes, e impuesto gobiernos por todo el planeta, torturado y asesinado a quienes se le opusieron como hicieron con el Batallón de San Patricio. En América han intervenido en Argentina 1852-1853; Nicaragua 1853, 1854; Uruguay 1855, 1858, 1868; Nueva Granada, hoy Panamá 1856, 1964, 1989; Paraguay 1859; Chile 1891, 1989; de 1898-1902 en la Guerra contra España, se anexó Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Guam.

 

En Haití 1915, 1994, 2004; República Dominicana 1816, 1965; Guatemala 1954, 1967;

Y en Granada 1983.

 

En el resto del mundo: Japón: 1853-1854; China 1859, 1900, 1945; Angola 1860. En la Guerra de Corea 1950-1953;Indonesia 1958; Guerra de Vietnam 1959-1975; Líbano 1983; Libia 1986; Guerra del Golfo 1991; Somalia 1993; Bosnia y Herzegovina 1995; Sudán 1998; Afganistán 1998; Yugoslavia 1999; Afganistán 2001-2021; Filipinas 2002; Irak 2003- 2011; Somalia 2007; Libia 2011; Yemen, Pakistán, Somalia 2011; Irak y Siria 2014 a la fecha.

 

Nace entre los mexicanos una conciencia nacional

La Guerra de Invasión norteamericana devastó al país; los 15 millones de pesos de compensación no sirvieron para nada pues México debía más de 140 millones de pesos. Se perdió más de la mitad del territorio, y tal vez lo único bueno fue la creación de una conciencia nacional para que en la siguiente invasión, la francesa de 1862 a 1867, México lograra vencer en medio de todas las dificultades.

 

Encuentran Oro los norteamericanos donde lo buscamos por tres siglos

Algo que duele mucho es que en el mismo año de 1848 se descubrieron yacimientos de Oro en Alta California por compañías norteamericanas cuando en casi tres siglos ni los españoles ni los mexicanos lo habían visto. 

 

Los triunfos militares de México

En nuestro Ejército se formó una relación de respeto -que en ello siempre subyace el temor- hacia Estados Unidos. Después de la invasión de 1846 hubo otras ofensas que se respondieron con dignidad. Como en 1914 que en Veracruz, Heriberto Jara Corona echó en corrida a los norteamericanos; y en 1916 Félix U. Gómez y Genovevo Rivas Guillén vencieron en el Carrizal Chihuahua al general Pershing, el héroe norteamericano de la Segunda Guerra Mundial.   

 

Quedan pendientes de relatar, por haber sido en tiempo diverso al tema que nos ocupa, el atraco de La Mesilla, y el fracaso del mismo Pershing cuando persiguió a Pancho Villa en la llamada Expedición Punitiva.   

México debe ser un país de oportunidades del que nadie huya por hambre

Los resultados de la Guerra de Invasión Norteamericana ya son un hecho consumado, aunque he planteado en ‘Un Imperio Venido a Menos’ que hay elementos para pelear la recuperación de parte del territorio perdido, la realidad es que México sobrevive mutilado. Es muy triste que millones de mexicanos pobres vean a Estados Unidos como el paraíso, cuando es un destino donde serán discriminados. Por otra parte, miles de mexicanos con buen poder adquisitivo lo ven como el paraíso de compras y de vacaciones. El colmo es que el gobierno lo vea como un gran logro que vivamos a expensas de las remesas que nuestros paisanos migrantes de ida envían a sus familias. 

 

Que Santa Anna sirva de ejemplo nefasto

En fin, ese ya es otro tema, lo que debemos hacer es que el caso del caudillo Antonio López de Santa Anna sea ilustrativo porque un hombre, por carismático que sea, no debe perpetuarse en el poder y menos si gobierna con absolutismo. Es sabido que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente.       

Los mexicanos siempre hemos buscado que un Iturbide, o Guerrero, o Bustamante, Santa Anna, Juan Álvarez, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas del Río, José López Portillo y Pacheco, Carlos Salinas de Gortari, o Vicente Fox nos resuelvan todos los problemas de la nación. En un par de años más habrá renovación en los poderes federales y ya basta de votar con las vísceras; debemos hacerlo con el cerebro. No necesitamos un héroe o heroína, sino  vivir en paz, dentro de la legalidad, respetando los derechos de la naturaleza y de la nación. Y un Poder Ejecutivo que nos coordine adecuadamente. 

   

   

 Fuentes

https://amhistory.si.edu/militaryhistory/collection/object.asp?ID=647

https://www.google.com.mx/amp/s/constitutioncenter.org/amp/blog/the-mexican-american-war-in-a-nutshell

Guillermo Prieto, José María Iglesia, apuntes para la historia de la guerra México Estados Unidos, CONACULTA

Vicente Riva Palacio y otros México a través de los siglos, Editorial Cumbres

Guillermo Prieto, algunas memorias de mis tiempos, tomo II, LOS CIEN DE MÉXICO