Julio 6 de 1932: Los deportistas especializados en clavados o clavadistas regiomontanos Carlos Curiel y Jesús Albo Flores consiguen su nominación para poder representar a México en los Juegos Olímpicos que se celebrarían en los Ángeles, California. Este par de deportistas competían con los colores del Círculo Mercantil Mutualista de Monterrey, una de las instituciones más antiguas y dignas de Nuevo León.
De ahí han salido otros deportistas de talla nacional e internacional, como el también clavadista Gustavo Somohano, el excursionista Oscar “El diablo” Arizpe –quien murió en el Aconcagua-, el basquetbolista Manuel “Meme” Sáenz, el voleibolista “El casudo” Casas, el campeón nacional de ajedrez Roberto Treviño, Rubén Rivera “El caballero del ring”, y los luchadores profesionales Blue Demon, Rolando Vera, “Tonina” Jackson, Raúl Torre y muchos más.
El Círculo Mercantil Mutualista inició actividades en 1901 cuando se reunían sus integrantes originales en sus casas para practicar deporte y convivir sanamente. En 1907 rentaban una casona por la calle de matamoros, hasta que, en 1931, el alcalde Generoso Chapa propuso al Cabildo de Monterrey la cesión de un valioso predio ubicado frente a la Plaza Zaragoza, para que esa institución de comerciantes y hombres de buena fama encabezados por Rodrigo Gómez y Manuel L. Barragán, erigieran un edificio acorde al privilegiado sitio y a las nobles actividades de promover entre la juventud el mutualismo, el deporte y el patriotismo. Al aprobarse, de inmediato se inició la construcción del majestuoso edificio con estilo colonial californiano a cargo del ingeniero Juan Garza Lafón. Hoy día existen varios clubes deportivos privados, y el gobierno promueve el deporte institucionalmente, pero el Círculo Mercantil Mutualista continúa forjando a regiomontanos con limpieza de mente y cuerpo.