01/May/2024
Editoriales

Un filántropo llamado Carlos Slim

Cuando Carlos Slim adquirió la semiquebrada empresa Teléfonos de México, una parte de los mexicanos, la que en todo ve perversión y corrupción, dijo que el gobierno le había hecho una licitación a modo, regalándosela.

Slim modernizó TELMEX volviéndola empresa rentable y, al llegar la Era de la digitalización, le entró de lleno creando TELCEL. Ahí ingresó a las ligas mayores empresariales, y pronto creció en otros rubros hasta convertirse en el hombre más rico de México, de Latinoamérica y uno de los primeros doce del mundo.                

Pero los críticos mexicanos lo ven como si fuera Marcus Licinius Crasus- el tal Craso- del Imperio romano, cuyas propiedades se conectaban desde Siria hasta Roma, incluyendo las minas de plata, que era traficante de esclavos, y jamás donó un clavo.  

Pocos mexicanos han amasado fortunas del calibre de Slim; acaso el famoso Marqués de Aguayo, José de Azlor, que en siglo XVIII atesoraba la mayoría de las tierras de Coahuila y Texas, trescientos esclavos y catorce grandes haciendas viníferas y ganaderas.

La nuestra no es tierra en donde se desprecie la riqueza -sino todo lo contrario-, y en Nuevo León existen grandes empresarios que se les conoce por su obra filantrópica.

Pero a Slim pocos le reconocen su calidad de filántropo, siendo el más grande de Latinoamérica y el octavo del mundo.

En 2017 reconocieron al grupo de empresas Carso haber donado dos mil 500 mdd, y la Fundación Slim ha continuado con esa labor pero, como siempre, sus detractores dicen que todo lo que dona lo deduce de impuestos.

Este manipuleo de conceptos es egoísta y perverso, pues muchos empresarios se las ingenian para gastar en ‘deducibilidades’ que disfrutan ellos o sus familias. 

Filántropo es la persona que se distingue por el amor a sus semejantes y por obras en bien de la humanidad.

El primer filántropo del mundo, Bill Gates, lo traen en chismes de que podría ser impulsor de la creación en laboratorio del virus Covid19, mientras Slim dona millones de dólares para que la vacuna Astra Zéneca se produzca en AL y no depender de Estados Unidos y Europa.  

¿Será que a Slim le ha faltado lo que a algunos candidatos les sobra en propaganda?

¿O será que la envidia ya es pandemia?