04/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Mayo 20 de 1876: las fuerzas rebeldes del general Porfirio Díaz son derrotadas y echadas en carrera rumbo a Paredón, Coahuila, en la Hacienda de Icamole -cerca de García-, por el gobernador Carlos Fuero, y el general Julián Quiroga. El también general Carlos Fuero era un hombre leal a su jefe, el presidente Lerdo de Tejada, y Quiroga se distinguía por su destreza en operativos militares. 

Díaz –héroe de la batalla del 2 de abril de 1867 contra las tropas francesas- estaba empeñado en llegar a la presidencia de la República a como diera lugar. Pero las huestes del también caudillo de la Revolución de Tuxtepec, tocaron retirada y sus enemigos dijeron que cuando Díaz supo, lloró de coraje, por lo que le apodaron “El llorón de Icamole”. 

Por cierto, entre sus mandos militares, estaban los neoleoneses Jerónimo Treviño, y el lampacense José Francisco Naranjo, por lo que la derrota le dolió más a Díaz. 

Él creía que, al ser ambos de Nuevo León, sus conocimientos regionales ayudarían a su causa, pues aunque Fuero era Gobernador del estado, su nacimiento y desarrollo militar había sido en la ciudad de México. 

Y más porque el gobierno de Lerdo, heredero de Benito Juárez, ya estaba bien complicado, pues por un lado -el 25 de marzo- se había levantado en armas, Luis Mier y Terán, y antes, el general Sóstenes Rocha, así como Fidencio Hernández y otros valiosos políticos y militares. Mientras que Porfirio Díaz había recibido el apoyo del general Felipe N. Chacón, así que estaba totalmente seguro que el plan de Tuxtepec triunfaría, y desde luego que este enfrentamiento en Icamole sería “un día de campo”.  

Es que, a la muerte de Juárez, el Plan de la Noria que también había lanzado Porfirio Díaz en su contra (De Juárez), se suspendió pues su sucesor era, según la ley, el presidente de la Suprema Corte, Sebastián Lerdo. 

Pero Lerdo buscaba reelegirse, y ante ello, Díaz proclamó el 10 de enero de 1876 el Plan de Tuxtepec, sumándose de inmediato el jimenense Jerónimo Treviño, como lo había hecho contra Juárez, en el Plan de la Noria. 

Regresando a Icamole, Julián Quiroga, que ahora estaba a favor de Lerdo, en contra de su antiguo aliado Treviño, fue la mancuerna ideal con el general Fuero para el triunfo. Quiroga recibió la orden del gobernador que saliera de Salinas Victoria para sumarse a la batalla contra Díaz, y así lo hizo. Corre la especie de una junta urgente a la que convocó Díaz después de su derrota, reclamándole a Treviño y a Naranjo: _¿Pues no decían ustedes que los neoleoneses eran muy valientes? Hoy no se vio eso en el campo de batalla.  

El general Naranjo respondió: _¿Y de dónde cree usted que es Quiroga, de Oaxaca?. 

Esta anécdota no es muy creíble porque a Díaz todos lo respetaban y decir que un militar de Oaxaca no era valiente, luego de que Díaz era oaxaqueño, no creo que Naranjo lo haya dicho; me gusta para que sea una exageración, al menos. 

Lo cierto es que esa famosa Batalla de Icamole, realizada un sábado como hoy, 20 de mayo, pero del año 1876, no fue muy sanguinaria, pero es histórica porque hasta ese momento, Porfirio Díaz era considerado un militar casi invencible, y el gobernador Fuero no tenía mucho pueblo en nuestra entidad.