Internacional

¿A qué juegan Rusia y China con su apoyo a Nicolás Maduro en Venezuela?

El mundo sigue dándole la espalda a Nicolás Maduro. Esta semana, el Parlamento Europeo reconoció al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el diputado opositor Juan Guaidó, como mandatario interino del país, luego de que el régimen chavista desatendiera su demanda de convocar a nuevas elecciones “limpias y democráticas”.

Ya son más de 60 los estados que no reconocen el segundo mandato del heredero de Hugo Chávez, que comenzó el pasado 10 de enero. Sin embargo, al afectado este número no parece preocuparle, porque sigue contando con el respaldo de importantes aliados: Rusia, China y Turquía.

El apoyo, sobre todo, de Moscú y Beijing al régimen de Caracas quedó claro en la sesión que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró, a petición de Estados Unidos, el pasado 26 de enero y donde el embajador ruso ante el organismo, Vasily Nebenzia, acusó a Washington de “iniciar un golpe de Estado” contra Maduro. En tanto, el representante chino, Ma Zhaoxu, rechazó la “interferencia extranjera en los asuntos de Venezuela” y se opuso a que la situación del país fuera incluida en la agenda de la instancia internacional.

¿Pero por qué Rusia y China siguen respaldando a un gobierno que va rumbo a convertirse en un paria internacional? Para expertos en asuntos internacionales, el motivo, junto con el petróleo y el interés en alguna de las otras materias primas que abundan en Venezuela, son las disputas con Estados Unidos.

“Con tal de chocar con Washington, Moscú es capaz de apoyar un gobierno que le es distante y cuya crisis económica en realidad le termina beneficiando, porque si hay inestabilidad en Venezuela, eso hace aumentar los precios del petróleo, que es el principal producto exportador de Rusia; pero si colapsa económicamente también, porque puede vender más crudo”, afirmó Félix Arellano, catedrático de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

“China, por su parte, tiene una guerra comercial con Estados Unidos. Y seguramente se alejaría de Maduro si logra alguna concesión de Washington. Es decir, utiliza a Venezuela como una carta de negociación”, agregó.

En similares términos se pronunció Mariano de Alba, abogado experto en relaciones internacionales, para quien “la rivalidad con EE.UU. juega un papel muy importante” en la posición de ambos países, aunque la consideró más fuerte en el caso del gobierno de Vladimir Putin, de quien dijo ahora le está pasando factura a Washington por su posición frente a la decisión de Moscú de arrebatarle a Ucrania la península de Crimea.

“La lógica de Moscú es: como Occidente se inmiscuye en los asuntos de mi vecindario, yo voy a tratar de hacer lo mismo en el suyo”, dijo, al tiempo que destacó también la importancia de los intereses económicos rusos y chinos en Venezuela.

“Ambos países, aunque especialmente China, han otorgado e invertido importantes cantidades de dinero y tienen el temor de que un cambio de gobierno afecte la estabilidad y futuro de esas inversiones, especialmente cuando EE.UU. está jugando un papel tan activo para presionar por un cambio”, explicó De Alba.

Desde el 2006, Rusia ha otorgado US$17 mil millones en préstamos a Venezuela. A esta suma habría que agregar unos US$6 mil millones más pactados en diciembre pasado y por los que la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) debió entregarle a Moscú, en calidad de garantía, una parte de las acciones que tiene en la petrolera estadounidense Citgo.

Por su parte, China entregó en el 2007 y 2016 unos US$62.200 millones en créditos, a los que hay que sumar inversiones por US$19 mil millones que empresas privadas de la nación asiática habrían desembolsado en el país llanero.

¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar los gobiernos de Moscú y Beijing en su apoyo a Maduro? Los expertos coinciden en que no será muy lejos. “Rusia y China continuarán apoyando políticamente a Maduro y buscarán mantener la estabilidad de sus inversiones actuales en el país. Pero en este momento dudo mucho que decidan aumentar su apoyo, principalmente porque se han dado cuenta de que económicamente no son inversiones o negocios viables”, afirmó De Alba, al tiempo que descartó que estén dispuestos a extender ese apoyo al ámbito militar frente a una eventual intervención de Washington y otros países.

Y Arellano agregó: “Rusia tiene una política de jugar al caos, pero no tiene el músculo económico para sostener a Venezuela, ni económica ni militarmente. China, por su parte, tiene el músculo económico, pero [el presidente] Xi Jinping se quiere mostrar como un actor internacional confiable, y además es muy pragmático y sabe que el modelo económico venezolano es un fracaso y no van a sostenerlo. Además, en el resto de América Latina tienen más intereses”.

Pese el apoyo del Kremlin a Caracas, el pasado 30 de enero la petrolera rusa Lukoil anunció que suspendía los contratos para el envío de diluyentes y otros químicos para elaborar gasolina a Venezuela, por el temor de que las recientes sanciones de EE.UU. afecten sus otros negocios. Por su parte, entre el 2016 y 2018 Beijing apenas invirtió US$1.840 millones en la nación caribeña.