25/Apr/2024
Editoriales

Los grandes gobernadores de Nuevo León. Martín de Zavala, primera parte

Nuevo León es un estado grandioso, sus altos niveles económico y social así lo indican. Tiene desarrollos industriales y comerciales, centros universitarios, deportivos y de salud que compiten en muchos casos con los mejores del orbe. Esto desde luego que no es casual sino producto del esfuerzo y empeño de los forjadores nuevoleoneses en la ciencia, la cultura, la empresa privada, el deporte, y la capacidad de algunos de sus grandes gobernadores que a lo largo de la historia se han desempeñado con eficiencia y visión de estadista, marcando avances en un antes y después de sus mandatos.  

Comenzaré estudiando la administración del gobernador Martín de Zavala, cuyo apellido escrito en las actas de Cabildo es Çavala, con la desaparecida cedilla (ç), quien gobernó de 1626 hasta 1664. Hijo de Agustín de Zavala, gobernante que lo fue sin pisar suelo nuevoleonés. Martín de Çavala nació en el Real de Pánuco, Zacatecas, y recibió su nombramiento de gobernador En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero”.*

Se hizo en esos términos debido a que, si bien el rey hacía y deshacía en todas las Españas, su poder de nombramiento provenía de Dios y en su nombre debía hacerlos, según la bula Ínter Cætera del papa Alejandro IV en 1493, que repartía las tierras descubiertas entre España y Portugal, pues siendo la creación propiedad de Dios, su vicario en la tierra, el papa, tenía facultad para disponer de ella. El acta dice: “Martín de Zavala hijo de Agustín de Zavala, caballero de la Orden de Santiago y teniente de capitán general del reyno de la Galicia en esta Nueva España, que ansí mismo lo ha sido de este reyno y sus provincias”.*

¿Qué hacía un gobernador del siglo XVII?                                                            

Gobernar nunca ha sido fácil. Un gobernador de aquellos debía organizar expediciones para ensanchar el reino, y otorgar mercedes –concesiones- de tierras, aguas, minas y encomiendas. También “orientar el gobierno de los pueblos de indias” -cristianizando y civilizando indios-, dejándoles su gobierno propio o integrándolos a la comunidad de la corona; proponer oficios eclesiásticos al arzobispado de México, y cargos públicos al virrey; representar al monarca; vigilar el trato a los indios; construir obra pública –caminos, puentes, edificios públicos, acequias, hospitales-; perdonar delitos comunes; nombrar cargos militares como capitán, alférez, sargento y ayudante. Ser el jefe de armas, recaudador, distribuidor y administrador de los impuestos.

El Cabildo de Monterrey                                                                                                       

Al llegar Zavala a Monterrey en 1626, se encuentra con un Cabildo integrado por tres alcaldes: el justicia mayor Bernabé de las Casas, el alcalde segundo u ordinario Gonzalo Fernández de Castro, el alcalde de la Santa Hermandad (policía municipal que perseguía criminales, fundada en 1476 por Isabel la Católica, considerada por algunos el primer cuerpo de policía en Europa) Joseph Treviño. El resto, sin distinguir entre regidores y procuradores –síndicos- por no especificarlo el acta, eran: Juan de Abrego, Alonso Lucas “el Bueno”, Ferrán Blas Pérez, Juan Buentello Guerrero, Diego de Montemayor (nieto del fundador, hijo de Estefanía de Montemayor y Alberto del Canto), Francisco Martínez y Pedro Romero.

Ya enterado el Cabildo del nombramiento de Martín de Zavala como gobernador, se preparó un memorial que encabezaba: “Nos, el cabildo, justicia y regimiento de esta Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, cuyo nombre tomó por haberla mandado fundar el excelentísimo conde de Monterrey siendo virrey de esta Nueva España ha tiempo de veinte y seis años y hoy a dos días del mes de agosto de mil y seiscientos y veinte y seis, habiéndose tenido noticia que Su Majestad ha hecho merced del gobierno de este dicho reyno a don Martín de Zavala”.*

El Cabildo, reunido en las Casas Reales, hoy Palacio Municipal antiguo o Museo Metropolitano, junto con la autoridad religiosa declara: “nos habemos juntado en nuestro Ayuntamiento en las casas reales de esta ciudad, según que lo tenemos de costumbre en el real nombre, a fin y efecto que por este dicho cabildo que se hace en presencia del padre Fray Lorenzo González, guardián deste convento de San Francisco que está en esta ciudad y el capitán Alonso Lucas el Bueno, nuestro justicia mayor y capitán a guerra”* para preparar un informe sobre el estado en que el gobernador Martín de Zavala recibiría el reino:

Informe al nuevo gobernador                                                                                          

"El dicho gobernador sepa y entienda y le conste los muchos años que ha que este reyno está poblado y como ha más de cuarenta, que se proveen alcaldes ordinarios y cuatro regidores y procurador general y alguacil mayor y habemos sustentado república y hecho las dichas casas reales para ella”*. Con este párrafo el Ayuntamiento de Monterrey explica al nuevo gobernador que no existen estructuras de gobierno funcionales y continuas.

Y el Cabildo denuncia la inseguridad existente: “y aunque tan metidas estas fronteras entre tanta máquina de naturales y en tan manifiesto peligro, la habemos sustentado y nuestros pasados como dicho es en paz y en guerra siempre que la ha habido y en ella habemos perdido y nos han consumido los indios naturales en este dicho tiempo más de treinta mil cabezas de ganado mayor y menor, de todo género, y al presente ha ya tres años que se ha continuado la dicha guerra sin cesar un punto”.*

Los subsidios se llamaban limosnas                                                                              

Con oficio político, agradece al rey y al exgobernador la ayuda en tiempos difíciles al proveer recursos de limosnas -término que hoy se escucha despectivo pero que quiere decir lo que se da a otro por amor a Dios-: “haciéndonos (los indios) tan notables daños, robos y incendios que nos han puesto en el extremo de haber de comer de limosnas de que Su Majestad nos hace merced con el general Agustín de Zavala, que ni más ni menos lo ha hecho”.*

Pese a las dificultades, el Cabildo se compromete a no despoblar el reino “y en tanta forma han sido los daños, que nos han quemado nuestras estancias y sementeras con las simientes y frutos de ellas y como leales vasallos, habiéndonos obligado las notables necesidades y aprieto a despoblar y dejar la tierra no sólo no lo habemos querido hacer pero habemos procurado con muy grandes veras conservar este dicho reyno aventurando nuestras vidas y de nuestras mujeres e hijos”.*

Se le expone al gobernador Martín de Zavala que pese a la guerra y a las penurias, la población de la ciudad y sus recursos está en aumento y que la corona debe protegerlos por el valor que tiene; detallando el número de pobladores “poniendo la mira en Dios primeramente y lo mucho que se interesaría en el gasto de la real corona si se perdiese para volver a restaurar esta dicha población, que con mayor guerra tenemos en mayor aumento a Dios las gracias, con más de cuarenta vecinos en esta dicha ciudad y los veinte y cuatro de ellos casados, con sus familias y los demás solteros y algunas mujeres viudas de españoles y ansimismo en lo demás restante de dicho reyno”.*

La lucha con los indios belicosos                                                                                     

Se le informa de los avances poblacionales y ganaderos en la comarca, dejando claro que algunas de estas estancias han sido repobladas después de haber sido destruidas por los indios: “hay otros vecinos fuera desta ciudad en algunas estancias y otras que se han comenzado a poblar de las que han quedado destruidas y de las demás en cantidad de más de otros treinta casados y solteros y ansimismo han quedado en este dicho reyno más de diez o doce mil cabezas de ganado mayor y menor”.*

Respecto al trato a los indios belicosos, el Cabildo alaba la labor del alcalde Alonso Lucas “el bueno” quien castiga, pero a la vez cuida de manera ejemplar la conversión de nativos a la fe católica con el favor de Dios y el buen gobierno y cuidado de nuestro justicia mayor Alonso Lucas el Bueno y lo mucho que ha procurado el castigo de estos naturales y guardia en todo y con sus buenos ejemplos vida y costumbres, nos ha dado siempre honrados y cristianos aumentos y declarado lo mucho que Su Majestad premia a vasallos tan leales que sustentan tierras tan apartadas de su real persona”.*

Recibe Zavala informe del estado de las instalaciones religiosas: y ansímismo hay en la dicha ciudad en el dicho monasterio, el Santísimo Sacramento, pila de bautismo con su bautisterio muy grande, cementerio para entierro de naturales, torre fuerte en la dicha iglesia y muy buenas campanas”.*

Finalmente, se informa que en el periodo del último ayuntamiento llegaron “ocho vecinos más los cinco casados y tres solteros”. Cinco casados quiere decir cinco vecinos varones cabeza de familia, con  familias y servidumbre; algunos solteros podrían traer servidumbre:de forma que la dicha ciudad y reyno está tan bueno con tan contínua guerra, que hay de más de la vecindad que había, sin haber faltado ninguno después que llegó el dicho justicia mayor, ocho vecinos más los cinco casados y tres solteros”.*

Se cierra el acta con la promesa de lealtad a las autoridades reales y una súplica de ayuda “de lo cual damos fe y verdadero testimonio y queremos que este cabildo quede asentado en nuestro libro. Para que Su Majestad y el señor virrey marqués de Cerralvo y todos los que adelante hubiere y los ministros de Su Majestad, sepan como los dichos vecinos le tenemos poblado y guardado y que le habemos sustentado en su real servicio en tan contínuas guerras y que los que en ellas lo han hecho siempre lo hará[n] y continuará[n] para el servicio de Dios y Su Majestad y el señor gobernador habiéndolo visto por vista de ojos recibiremos merced y toda esta república en que nos favorezca como lo esperamos y que lo haga saber de su parte al señor virrey, para que en esta consideración y como a tan leales vasallos se nos haga merced”.

Al final se fecha y se firmaFecho este dicho cabildo hoy a dos días del mes de agosto de mil y seiscientos y veinte y seis años y lo firmamos de nuestros nombres. Lorenzo González. Alonso Lucas el Bueno. Diego de Montemaior. Bernabé de las Casas. Francisco Martínez Guajardo. Gonzalo Fernández de Castro. Fernán Blas Pérez. Pedro Romero. Juan Buentello Guerrero.- alguacil mayor.

Informe demográfico                                                                                                 

Además adjuntan la relación de los vecinos que tenía Monterrey y todo el Reino: Memoria de los vecinos casados y solteros que hay en esta Ciudad y Reyno

El capitán Diego Rodríguez, justicia mayor que fue en este reyno; El capitán Joseph Treviño, alcalde de la Santa Hermandad; El capitán Lucas García; El capitán Miguel de Montemayor; El capitán Gonzalo Fernández de Castro; El capitán Alonso de Treviño; El capitán Pedro Botello de Morales; El capitán Pedro Romero; El capitán Rodrigo de Aldana; El sargento mayor Miguel Sánchez Sáenz; El alferez Francisco de Avila; El alferez Bartolomé García; El capitán Pablo Sánchez. El capitán Pedro Velada; Alguacil mayor Juan Buentello Guerrero.

Blas de la Garza; Diego de Montemayor; Matheo de Villafranca; Juan Hernández; Francisco Martín Guajardo; Juan Pérez de los Ríos;Antonio Durán; Juan Maldonado; Miguel de Avila; Domingo de Avila; Eustacio Zambrano; Juan Pérez de Lerma; Juan de Treviño; Francisco de Treviño; Diego González; Alonso de Molina; Pedro Rangel; Domingo de Morales; Juan de Montalvo; Bernardo de Molina; Antonio de Villafranca; Juan Martín; Alonso García; Juan López; Leonardo de Mendoza; Bernabé López; Lucas de Montemayor; Andrés de Charles ;Diego de Solís; Juan de Solís; Sebastián de Solís; Francisco de Sosa; y Juan de Sosa.

Mujeres viudas de españoles:

Agustina de Charles, viuda de Juan Pérez de Los Ríos; Ana Pérez, viuda de Diego Flores; Leonor, mujer de Bartolomé de Charles.

Indios laboríos carpinteros:

Francisco; Juan Barbias; Pablo; Andrés; Francisco; don Gaspar, gobernador (cacique).

Vecinos que hay fuera de la ciudad en las estancias que hay pobladas en este dicho reyno:

El capitán Bernabé de las Casas, alcalde ordinario; Diego de Treviño; Joseph de Treviño; capitán Fernán Blas Pérez; Alonso Díaz de Camuño; El capitán Francisco Báez de Benavides; Francisco de la Garza; Pedro de la Garza; Bernabé González; Francisco Rodríguez; Domingo González; Marcos González; Juan de Olivares; Alonso Carrasco; Antonio Rodríguez.

¿Quién era Martín de Zavala? Los rituales del poder político                                   

 Ya dijimos de quién era hijo, sólo falta agregar que fue educado en la prestigiada Universidad de Salamanca, en Flandes (Bélgica) y en Italia, viniendo a gobernar este reino en un recóndito lugar, asolado por la guerra, con escasa población y recursos.

Martín de Zavala es investido como gobernador con todos los rituales de la época: En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey del Nuevo Reyno de León, en veinte y cuatro días del mes de agosto de mil y seiscientos y veinte y seis años, estando en cabildo en las casas reales desta dicha ciudad, según y como lo tienen de costumbre la justicia y regimiento desta dicha ciudad, don Martín de Zavala gobernador y capitán general deste Nuevo Reyno de León y sus provincias por Su Majestad, presentó una su real cédula con el despacho que el excelentísimo señor marqués de Cerralvo le hizo y dio en ejecución y cumplimiento de la dicha real cédula”**. El Cabildo recibe la cédula del rey que contenía el nombramiento, ya validada por el virrey, y procede a cumplir el ritual de instauración del gobernador.

La diferencia entre monarquía y república                                                            

Walter Bagehot en “La constitución Inglesa” explica que para un republicano es imposible entender al monárquico y viceversa. En la república los funcionarios son tan ciudadanos como los gobernados, sólo ciudadanos cumpliendo una encomienda legal, mientras en la monarquía los gobernantes son designados por Dios y miembros de familias superiores, en ella un noble y un plebeyo no son iguales.

Así, para nosotros podría parecer fetichista la actuación del Cabildo, pero para ellos una cédula real representaba al rey en persona; esto hizo el Cabildo, los alcaldes y demás funcionarios cuando tuvieron en sus manos el nombramiento de Zavala: y por el dicho justicia, cabildo y regimiento vista, leída y entendida la dicha real cédula, la tomaron en sus manos y besaron y pusieron sobre sus cabezas y dijeron que la obedecían y obedecieron como carta de su rey y señor natural”.**

Las varas eran legitimidad del poder                                                                        

Luego de venerar la cédula la ejecutaron, también con otro símbolo, las varas, una especie de cetro o báculo que legitimaba el poder. A quien se le otorgaran, mandaba: “y en su cumplimiento dieron y entregaron las varas de la real justicia a el dicho señor gobernador y capitán general y mandaron de la dicha real cédula asiento con Su Majestad y mandamiento del excelentísimo señor marqués de Cerralvo, virrey etc. de la Nueva España, se ponga un traslado de todo autorizado en pública forma en este dicho libro de cabildo y para que de ello en todo tiempo conste, lo firmaron de sus nombres el dicho cabildo, justicia y regimiento desta dicha ciudad”.

El escribano cierra el acto y se firma: “Ante mí, el presente escribano, asistiendo en este dicho cabildo con licencia del dicho cabildo, el licenciado Juan López, abogado de la Real Audiencia de la Nueva España y Juan de Abrego. Alonso Lucas el Bueno. Gonzalo Fernández de Castro. Fernán Blas Pérez. Juan Buentello. Diego de Montemaior. Francisco Martínez Guajardo. Pedro Romero. Ante mí, Pedro Monzón, escribano de cabildo”.

Así fue como inició su largo y fructífero gobierno Martín de Zavala, el primer gran gobernador del Nuevo Reino de León. Su desempeño fue extraordinario y en el siguiente texto lo veremos, por ahora abundé en los detalles de su llegada para darnos idea de las condiciones en las que se encontraba Monterrey y el Nuevo Reino de León en aquel tiempo. Este primer gobierno no sólo sostuvo la supervivencia de la población –lo cual no era poca cosa- sino que generó progreso material y humano a nuestras tierras. Continuará…

*  acta de 2 de agosto de 1626

** acta de 24 de agosto de 1626

 

Fuentes:

Nueva recopilación de leyes                                                                                                                                            Archivo de Monterrey, Libro de actas                                                                                                                       Walter Bagehot, La constitución Inglesa, versión electrónica de la biblioteca virtual Cervantes.