CIUDAD DE MEXICO - México cuenta a partir de hoy con una nueva refinería, llamada Dos Bocas, en el sureño estado de Tabasco, uno de los proyectos emblemáticos del mandatario, cuya construcción se ha visto rodeada de constantes controversias.

Versiones de prensa difundidas esta semana señalaron que el costo de las instalaciones, ubicadas en el municipio de Paraíso, en las costas del Golfo de México, se duplicó para llegar a los 18.000 millones, pero la ministra de Energía Rocío Nahle desmintió esta información y dijo que no rebasó los 8.915 millones de dólares previstos originalmente.

Aunque la instalación fabril comenzaba formalmente a funcionar desde hoy, no hay fecha todavía para establecer cuándo comenzará a producir gasolinas y otros combustibles refinados, aunque se ha estimado que alcanzará la producción máxima unos seis meses después de que finalicen las obras de construcción.

Estaba previsto que el mandatario inaugurara este viernes la refinería, oficialmente bautizada como "Olmeca", en una ceremonia especial encabezada por López Obrador y que contaría con la asistencia de Nahle y el director general del ente gubernamental Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero.

Desde que López Obrador anunció la icónica obra, en el estado donde nació, estuvo rodeada de cuestionamientos por parte de la oposición y los expertos, bajo el argumento de que el gobierno debería apostar más a "las energías limpias" que a las basadas en combustibles fósiles que contribuyen a agudizar el "Efecto Invernadero".

Las obras comenzaron el 2 de junio de 2019 y el gobierno anunció que la refinería terminaría de construirse en tres años, aunque comenzaron de inmediato a surgir algunos obstáculos. Por ejemplo, el gobierno declaró desierta la licitación efectuada por invitación restringida.

El director general de Pemex, Octavio Romero, afirmó que la nueva refinería de Dos Bocas representa "el inicio de la recuperación de la seguridad nacional, mediante el pleno ejercicio de la soberanía en nuestros recursos energéticos, especialmente el petróleo".

"Esta nueva refinería incrementará de manera significativa, nuestra oferta nacional de combustibles", afirmó al señalar que también se rehabilitarían seis refinerías para "satisfacer la creciente demanda de la economía nacional".

El gobierno de México erogó unos 122.000 millones de dólares por importación de gasolinas entre 2015 y agosto de 2020, según cifras oficiales, lo que representa 11% más que el monto de la deuda externa del Estado.

Ahora, el gobierno pretende alcanzar la autosuficiencia para dejar de importar gasolina, para lo cual Petróleos Mexicanos (Pemex) adquirió en enero pasado la refinería de Deer Park, ubicada en Texas, al gigante energético británico holandés Shell, por unos 600 millones de dólares.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) vaticinó al inicio de la construcción que debería cancelarse porque sólo tenía "2% de posibilidades de éxito" y que representaba "una alta probabilidad de convertirse en un obstáculo para alcanzar los objetivos de crecimiento económico de Pemex".

Hacía 40 años que no se inauguraba en México una nueva refinería, después de que en 1979 el entonces presidente José López Portillo puso en marcha la planta de Cadereyta, en el estado de Nuevo León y otra en el puerto sureño de Salina Cruz, en el estado de Oaxaca.

A las críticas por el alto costo de la planta se suman las demostraciones de inconformidad de la población que habita la región donde se instaló la refinería.

En el barrio Lázaro Cárdenas, ubicado muy cerca de las instalaciones, surgieron reclamos porque se han registrado inundaciones debido a que fue eliminado un dique que impedía la entrada de agua de lluvia a la zona.

Los habitantes también se quejan del intenso ruido, a veces "insorportable", que ha comenzado con el inicio de las pruebas, además de que hay testimonios de que el humo y el olor de químicos y solventes está generando molestias entre la gente, por lo que muchas personas han comenzado a vender sus propiedades y a mudarse a otras zonas.