04/May/2024
Editoriales

Entre las ortigas y los lirios

Ayer seguimos el curso de una de las sesiones más importantes de la actual Legislatura de la Cámara de Diputados en el recinto de San Lázaro, Ciudad de México.

Se discutió el dictamen de una iniciativa del Ejecutivo para modificar la Constitución con una nueva Ley de Electricidad, que requería aprobarse por mayoría calificada. 

La mayoría conformada por los partidos Morena, Partido del Trabajo, y Verde Ecologista debía convencer a medio centenar de legisladores de oposición para alcanzar los 334 votos necesarios, pero una vez agotado el debate, el resultado fue de 275 votos a favor contra 223 en contra, es decir, por primera vez el pleno rechaza una iniciativa del presidente que entraña una reforma constitucional.

Los diputados neoloneses que votaron en contra de la fallida Reforma Eléctrica fueron: María de Jesús Aguirre, Karina Barrón, Andrés Cantú, Juan Francisco Espinoza, José Luis Garza, Ildefonso Guajardo, Marcela Guerra, Agustín Basave, Arturo B. de la Garza, y Andrés Pintos.

Desde luego que los diputados de Morena: Karla Estrella Díaz, Mauricio Cantú, y Olga Chávez, más el líder del PT, Alberto Anaya, votaron a favor del dictamen en comento. 

No analizaré el fondo de la iniciativa, sólo señalo que este revés al presidente López Obrador no significa que el partido – gobierno esté derrotado, pues su aprobación aún es alta entre las clases populares.

Ojalá que aproveche la lección que recibió pues así como consiguió unir a los recipiendarios de apoyos en efectivo, también está uniendo a los que no aceptan un estado totalitario ni decisiones gubernamentales anacrónicas.

Para llegar a ser una nación equilibrada, no se deben someter todas las decisiones a votación general, pues las minorías requieren espacios dignos, y para eso existen los parlamentos.

El domingo anterior una amplia mayoría de la población había desairado por una convocatoria para revocar el mandato de López Obrador, porque era él mismo quien convocaba, es decir buscaba una innecesaria reconfirmación de su mandato.  

No se puede abusar de la democracia forzando votaciones a diestra y siniestra, pues como decía el filósofo Lucien Arrèat: “si en la república de las plantas existiese el sufragio universal, las ortigas exiliarían a las rosas y a los lirios”.