03/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Agosto 18 de agosto de 1781: Nace en San Luis Potosí, José Mariano Jiménez Maldonado, quien sería Ingeniero y uno de los más importantes personajes de la Independencia Nacional. Estudió su educación básica en su entidad natal, para después mudarse a la Ciudad de México en donde estudió en el Real Colegio de Minería, titulándose en 1804 de Ingeniero en Minas. En Guanajuato casó con Mariana Ayala y Barreda, viviendo en paz hasta 1810 que inició en Dolores Hidalgo la Guerra de Independencia convocada por Miguel Hidalgo, ante quien se presentó el ingeniero Jiménez, para iniciarse en la pelea contra el ejército realista. El cura Hidalgo le envió -después del triunfo en la batalla en Monte de las Cruces- a solicitar al virrey Venegas que entregara la Ciudad Capital pero la respuesta fue negativa

Después de eso, Jiménez regresó a Guanajuato, a preparar la defensa de la ciudad ante la llegada del brigadier Félix María Calleja. Pero éste logró tomar la ciudad, y Jiménez se replegó hacia Guadalajara, aunque estando allí, Ignacio Allende le ordenó dirigirse hacia el norte para propagar el movimiento en las Provincias Internas de Oriente. Jiménez llegó a San Luis Potosí, y después se dirigió al poblado de Charcas, y se apoderó de Real de Catorce; desde ahí Jiménez comenzó a dirigir correspondencia con el militar neoleonés Juan Ignacio Ramón, quien se encontraba al sur del Nuevo Reino de León, y logró convencerlo tanto a él como al gobernador Manuel de Santa María de unirse al movimiento insurgente. Al dirigirse a Saltillo, Jiménez se topó con tropas realistas que iban a acabar con los insurgentes pero, para su buena suerte, la mayoría de las tropas desertó de las filas realistas y se unieron a los insurgentes. El 8 de enero de 1811 Jiménez llegó a Saltillo y el 26 del mes entró a Monterrey donde fue recibido por el gobernador Manuel de Santa María, por el cabildo, y el obispo del Nuevo Reino de León, Marín de Porras, que antes había levantado una excomunión a todos los que se unieran a los insurgentes, huyó del reino y se embarcó hacia Soto La Marina con rumbo a Veracruz. Jiménez tomó algo de dinero de la Catedral de Monterrey para auxiliar a las tropas, dejando una parte a Matías de Sada, a quien Jiménez nombró tesorero; recogió armas de los vecinos, excepto a los de los pueblos expuestos a las incursiones de los bárbaros; estableció un juzgado de confiscación para evitar abusos, y como Santa María se sumó a la guerra de insurgencia, designó como nuevo gobernador a José Santiago de Villarreal. Al enterarse de la derrota insurgente en Puente de Calderón, Jiménez envió una escolta para recibir a los jefes insurgentes en Matehuala, y se reunió con Hidalgo y Allende en la hacienda de Buena Vista. Cuando se dirigían hacia Estados Unidos, fueron traicionados por Ignacio Elizondo, y apresados en Acatita de Baján, y de ahí fueron llevados a Monclova y posteriormente a Chihuahua para ser procesados. Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez, Juan Ignacio Ramón y Manuel de Santa María fueron condenados a muerte y fusilados en la Plaza de los Ejercicios en la capital chihuahuense; los cadáveres de los cuatro primeros fueron decapitados y posteriormente sus cabezas enviadas a Guanajuato, para ser depositadas en jaulas y colocadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, como escarmiento. Ahí permanecieron hasta la consumación de la Independencia, y en 1823 fueron colocadas las cabezas con sus respectivos restos en la Catedral de la Ciudad de México. Un siglo después, en 1925, los restos de los caudillos insurgentes fueron colocados en el interior de la Columna de la Independencia.