06/May/2024
Editoriales

Una duda razonable

Cuando David Rogelio Colmenares Páramo, auditor superior de la Federación, publicó que el Gobierno Federal había erogado realmente 330 mil millones de pesos al cancelar la construcción del hermoso Nuevo Aeropuerto Internacional -NAIM-, más del triple que había dicho el presidente López Obrador, me quité el sombrero y reconocí que el Auditor tenía grandes virtudes, de las que cuelgan. 

Pero todo fue que el presidente de la República lo acusara de politiquería y pidiera al Legislativo que investigara su informe ‘tendencioso y falso’ para que los Diputados, ipso facto, pidieran su renuncia -la del Auditor, no la del Presidente-.

La reacción de Colmenares fue cambiar radicalmente su postura diciendo que la Auditoría Superior de la Federación ‘no confronta ni enfrenta a nadie’ y creó otro grupo auditor para que realice un nuevo dictamen, cuyo resultado ya sabemos cuál será: que el Señor Presidente tiene razón, que sus ‘otros datos’ son mejores, y que la ASF se equivocó en sus sumatorias o en sus apreciaciones.

La abyección -que significa bajeza y envilecimiento extremo- le llevó a correr al auditor Agustín Caso, la cabeza del grupo de auditores anterior, provocando la reacción del ex auditor superior de la federación Juan Portal diciendo que Colmenares es quien debería renunciar, pues clarameente se dobló ante las presiones.

El término abyecto viene del latín abiectus que es humilde, abatido, postrado, cobarde.

Quisiera pedirle a usted que me ayude a responder esta duda razonable que me atosiga ¿Quién es el abyecto, el Auditor o la Cámara de Diputados?