Editoriales

¿Por qué se llama Nicaragua ese país?

Gil González de Ávila es reconocido como el primer explorador español que fue a esa región, aunque últimamente se cita a un licenciado Espinosa como alguien que estuvo tres años antes en el mismo plan exploratorio. Cristóbal Colón, en su último viaje en 1502, tocó el punto al que llamó Gracias a Dios, y el 16 de septiembre de ese año llegó hasta el río San Juan, tomando posesión de la tierra.

El nombre del país deriva del nombre del cacique aborigen llamado Nicarao, según unos, y Nicaragua según otros. La raíz del nombre significa “Aquí, cerca del agua”. Este cacique vivió en la primera mitad del siglo XVI y gobernaba en la región donde hoy se asienta la ciudad de Rivas. Gil González de Ávila envió mensajeros acompañados de aborígenes intérpretes, excitándole a la paz, a abrazar el cristianismo y obedecer al rey de Castilla, que era “el soberano del mundo” o de otra forma, retándolo a combate mortal al día siguiente. Esta  amenaza fue suficiente para que el cacique aceptara la paz enviándole cuatro personajes de su corte con el mensaje que quería paz y que abrazaría su religión si le pareciera buena cuando la conociese.

La respuesta del español fue que los aborígenes no debían hacerse la guerra unos contra los otros y les pidió que abandonaran la borrachera a la que se entregaban en sus bailes, la gula, los sacrificios humanos y la detestable costumbre de comer carne de sus semejantes. Le parecieron bien en lo general al cacique las recomendaciones pero le hizo saber que con los bailes y al embriagarse a nadie ofendían y que no creía razonable que se le aconsejara no entenderse en cosas de guerra pues no debían dejar ese oficio a las mujeres. Además, los traductores se esforzaron en decirle a González lo que preguntaba el cacique: si los cristianos tenían noticia del diluvio que anegó la tierra y de que habría otro. Interrogó si al fin de los tiempos se destruiría el mundo o si caerían astros sobre él, cuándo y cómo cesaría el curso del sol, la luna y las estrellas. Quiso saber adónde iría el alma después de la separación del cuerpo, si morían el rey de Castilla y el pontífice y preguntó para qué querían tanto oro unos pocos hombres.

Asombrado Gil González de que un nativo medio desnudo, a quien consideraba salvaje y sin letras hiciese esas preguntas, respondió puntualmente todas según su criterio, y cuyas respuestas dejaron satisfecho al cacique. Este asombrado por todo lo que veía de los españoles le preguntó al oído al traductor “si estos hombres habían bajado del cielo”.  La historia registra algunas batallas posteriores que fueron ganadas por los españoles pero a costa de un número importante de bajas. No se supo más del cacique Nicaragua.