18/Apr/2024
Nacional

Claudia Ruiz Massieu rinde homenaje luctuoso a René Juárez Cisneros

Ciudad de México.- Intervención de la senadora por el Partido Revolucionario Institucional, Claudia Ruiz Massieu, durante el Homenaje luctuoso al diputado René Juárez Cisneros, Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en la Cámara de Diputados. Sesión de la Comisión Permanente.

 

Gracias, presidente.

 

Compañeras y compañeros.

 

Me honra mucho ocupar esta Tribuna, para rendir tributo a la memoria de mi paisano, mi compañero y mi amigo René Juárez Cisneros.

 Un gran político y un destacado legislador que deja un legado enorme, no solo en Acapulco y en Guerrero, sino aquí, en el Congreso de la Unión y en el país.

René fue un hombre de convicciones firmes, decía que cuando se lucha por ideales y principios y por lo que creemos, la derrota no existe, y él dio ejemplo de ello.

 Su lugar de origen fue una alegoría de su vida, porque en Guerrero nació y un guerrero fue.

Orgulloso de su tierra y de su cuna humilde, se forjó a sí mismo hasta llegar a ser un hombre de Estado, un estadista.

 Gobernó con solidaridad y generosidad, no concebía otra forma de hacerlo.

No solo fue sensible a los problemas sociales, también fue capaz de diseñar y poner en marcha soluciones.

 Entendía que ante la pobreza y la desigualdad no hay mejor vía que el trabajo conjunto.

 René siempre tuvo claro que las transformaciones para ser duraderas, no pueden depender de un solo hombre, sino de un conjunto de leyes e instituciones, y que la base de un buen gobierno se encuentra en la división de poderes, la supremacía de la ley y el respeto al derecho de todos, para participar en la toma de decisiones.

 Como legislador, siempre supo que la fuerza política pierde poder cuando no se acompaña del poder de las ideas.

 Como el gran orador que fue, jugó un papel sobresaliente tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

Muchos de ustedes lo conocieron y tuvieron la fortuna de debatir y parlamentar con él.

 René comprendía la relevancia y el papel de los Congresos, tenía claro que la buena ley es superior a todo hombre.

 Respetaba el Recinto Parlamentario como un templo del debate y la razón, como punto de encuentro de la pluralidad nacional, como una casa común, y como espacio donde todas las voces deben ser escuchadas y deben ser tomadas en cuenta.

 Confiaba en el Poder Legislativo por su capacidad para amalgamar nuestras diferencias y para articular nuestras coincidencias, y por su potencial para contribuir a disminuir las asimetrías regionales y promover la solidaridad.

 Tenía claro que el Congreso debe ser fuente de soluciones, no fuente de conflictos.

Legisló impulsando la igualdad de género, promoviendo el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes, y defendiendo las causas de los más desfavorecidos.

 Sabía que la ley no debe ser obstáculo, sino instrumento para el ejercicio de derechos y la construcción del bienestar.

Sabía persuadir y convencer, pero no tenía miedo a ser convencido.

 Respetaba y era respetado.

Era congruente y exigía congruencia.

 Incluyente, porque era consciente de que solo excluye quien carece de argumentos.

Vivió la política con apertura y respeto a las diferencias.

 No le gustaba la confrontación entre personas, pero sí la confrontación de ideas.

Rechazaba la improvisación para privilegiar la evidencia, la técnica y el conocimiento.

 Ceder -decía- no debilita, sino que engrandece.

 Fue, en suma, un legislador y un político de avanzada.

Fue un estadista que sabía dejar a un lado los intereses personales y de partido para siempre privilegiar el interés de la nación.

 Su partida deja un gran vacío, pero su ejemplo es mayor.

Aquí, ante ustedes, además de rendir tributo al hombre de Estado, quiero despedir al amigo, a quien entendía que la honorabilidad no la da el cargo, sino la lealtad a los principios.

 Porque la grandeza de su ser político solo se equiparaba a la excepcionalidad de su ser humano, el padre de familia, el compañero de mil batallas, un amigo que nunca dudó en mostrar su apoyo, su respaldo y su cariño, que siempre tenía un consejo empático, una palabra de aliento o una mirada solidaria.

 Hoy, querido René Juárez, tu partida me llena de tristeza.

Te echaremos de menos en la política, en el partido, pero, sobre todo, te echaremos de menos en la amistad.

 

Descansa en paz, amigo René Juárez.

 

Muchas gracias.