03/May/2024
Editoriales

La nueva política

De manera recurrente los políticos en este país recurren a ingeniosas y contundentes frases para hacer saber al electorado que son la generación de la nueva política, diferente a la política vieja de la mentira, la corrupción y la ineficiencia.

 No lo digo por el actual gobernador, pues otros gobernadores anteriores se auto denominaron como integrantes de la nueva política.

 En mi opinión, la política no ha cambiado, lo que cambia son los políticos. 

 La política es un proceso mediante el cual se toman decisiones colectivas que afectan a una sociedad en su conjunto. En términos generales, la política se refiere a las actividades relacionadas con el gobierno y la administración pública, para establecer las normas, regulaciones y acciones que rigen una sociedad. En general, se trata de la forma en que las personas, los grupos y las instituciones buscan de manera colectiva, resolver conflictos y definir objetivos comunes.

 La manera personal de gobernar es lo que hace la diferencia entre los políticos, pero la tarea de ellos, es hacer política, más o menos en los términos descritos en el párrafo anterior.

 Hacer política implica negociar, consensuar y comprometerse a resolver las diferencias para alcanzar objetivos comunes en beneficio de todos. 

 Los verdaderos políticos los vamos a conocer porque no suelen confrontar a quienes piensan diferente, ni descalificar a sus adversarios, al contrario, se preocupan por acercar a quienes piensan diferente y tratan de encontrar un punto medio, o sea, no se trata de ganar todo, sino de ceder en los que es posible para alcanzar un acuerdo que beneficie a la colectividad. 

 Lamentablemente, el discurso político actual está erosionado y transmite poco y convence a pocos. Hoy nos hemos percatado de que la alternancia política, por sí misma, no es suficiente para consolidar gobiernos democráticos. Es imprescindible dejar atrás los discursos estériles y pensar en lo que necesita el municipio, el estado o el país entero.

 Gobernar significa colocar los intereses superiores de la comunidad por encima de los intereses personales y de grupo. Utilizar el aparato de gobierno para amedrentar, presionar o coaccionar el voto de las y los diputados, de los ciudadanos, o de otros actores políticos, está muy lejos de considerarse como la nueva política.

  A decir del ex primer ministro español, Felipe González, la democracia es un instrumento para acceder al gobierno; es decir, el problema de los malos gobiernos no es la democracia, porque el voto no nos garantiza que haya buenos gobiernos. Tenemos, como sociedad, que saber seleccionar a los mejores candidatos.