07/May/2024
Editoriales

México en jauja

Hace unos días vimos por televisión un espectáculo democrático singular que, si no significara tanto para los mexicanos, nos hubiera divertido. 

Asistió el periodista Jorge Ramos a una de las muchísimas conferencias mañaneras del presidente de la república, y en su intervención cuestionó al actual gobierno.

Desde que solicitó la palabra se hizo un silencio pocas veces visto en ese cotidiano ejercicio de soliloquio que generalmente culmina en arenga política electoral. 

Ramos espetó al presidente por sus resultados a la mitad de su sexenio, destacando el fracaso del programa de seguridad y su lema de ‘abrazos, no balazos’, así como el mal tratamiento a la pandemia.

El presidente le contestó que no, que él ‘tiene otros datos’, que México está muy bien comparado con el resto de Latinoamérica; que la violencia ha bajado y que el combate a la pandemia es exitoso.

No lo dijo literalmente, pero se entendió que México está en jauja.

Con ese término se presenta -falsamente- el colmo de la prosperidad y la abundancia.

Francisco Pizarro fundó en el Perú una ciudad con amplias riquezas climáticas e increíble labranza, con arrobadora existencia de metales preciosos a flor de tierra.

Luego el escritor Lope de Rueda exageró escribiendo ‘La tierra de Jauja’, una isla de oro, con árboles que daban buñuelos; los ríos, leche; las fuentes, manteca; y las montañas, queso. Desde entonces se dice jauja en vez de un paraíso de ensueño.

A nuestro país ciertamente le quedan aún muchos recursos naturales, sobre todo humanos, pero le falta educación, cultura, modernidad y eficiencia en su gobierno para superar los grandes retos de seguridad y salud, más los de energía, producción agropecuaria, infraestructura, ecología, y pobreza extrema, entre otros.

Nuestra conclusión del debate Ramos – López Obrador es: México no está en jauja.