Editoriales

La tragedia del origen del Diesel

Los motores que consumen diésel normalmente son menos potentes que los de gasolina, pero tienen mayor torque, es decir, su motor puede mover al vehículo más fácilmente. La maquinaria pesada y los vehículos de carga son arquetipos de estas unidades porque su vida productiva es mayor, y consumen menos combustible. Sin embargo, en la vida actual, escasean las gasolineras que vendan este combustible, sobre todo si se ubican dentro de las áreas urbanas. El término diésel es alemán y se refiere a un motor de explosión en que el carburante se inflama sin que ocupe bujías como resultado de la compresión a que se somete el aire en la cámara de combustión.

Su nombre es de quien lo inventó en 1892: el ingeniero alemán Rudolf Diesel que nació en París y murió en 1913. Luego de dar a conocer su invento se supo que ya había otro prototipo con el mismo principio, autoría del inventor inglés Akroyd-Stuart (1864-1927), y esto fue muy preocupante porque Rudolf Diesel no había patentado su invento. Este descuido arruinó su vida, pues ya nunca pudo enmendar semejante yerro. Realizó numerosos intentos de construir motores “diésel” eficaces, pero no consiguió concretarlos por falta de capital y/o de empresarios que se arriesgaran a invertir en un proyecto que no contaba con los registros legales que protegieran su inversión. Rudolf Diesel, desesperado, terminó por desaparecer en una travesía marina, y todos supusieron que se había suicidado, aunque nunca se encontró su cuerpo. No alcanzó a ver que en el mundo ahora es común escuchar su nombre cuando un operador o automovilista pregunta si le pueden vender el combustible así llamado.