Editoriales

Arístides Briand

El abogado penalista Arístides Briand (tocayo del político francés) renunció a su carrera de abogado con este caso:

Defendía a un tipo joven e indecente acusado de haber asesinado a una mujer bastante mayor para robarle. Los agravantes existían: alevosía, nocturnidad, desprecio del sexo, etcétera. Sin embargo, como muchos de los pillos, el individuo tenía sangre ligera y derrochaba simpatía, convenciendo en privado a Briand de su inocencia.

Desfilaron los testigos. Hasta que uno de ellos afirmó que, pasando por enfrente de la casa del crimen, a medianoche escuchó un grito. Y el acusado le dijo a Briand en voz baja y con amarga indignación: “¡Es un mentiroso!... la vieja no dijo nada.

_Sentí un escalofrío, dice Briand, no quiero recordar ni cómo acabó el juicio, lo único que sé que eso fue suficiente para retirarme de abogado, hoy soy vendedor de bienes raíces.