25/Apr/2024
Editoriales

La fuerza de la costumbre

El músico poeta mexicano Juan Gabriel (Alberto Aguilera Valadez) era genial. Sus grandes éxitos musicales tenían, en mi criterio, dos aspectos inigualables: música pegajosa y letra que decía a la gente lo que quería escuchar. En la melodía Costumbres, interpretada por Rocío Durcal, dice: “no cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor”. No intentaré filosofar acerca del tipo de amor basado en el trato cotidiano que se convierte en costumbre con el que Juan Gabriel explica las relaciones que con el tiempo se vuelven cadenas indestructibles. Sólo referiré que a todos nos suceden cosas que, por la costumbre de hacerlas por largo tiempo, el cerebro las sigue repitiendo automáticamente. Nadie es ajeno al hecho de aproximarse sin pensarlo a su anterior domicilio después de haberse mudado de casa u oficina, y esto sucederá hasta que una nueva costumbre desplace a la anterior. En este tema leí que el pintor inglés Joshua Reynolds se especializó en pinturas de caballeros (hizo unos tres mil) con el sombrero en la mano, costumbre de su época. Una vez un cliente le pidió que lo pintara con el sombrero puesto y así lo hizo. El cliente pasó por el cuadro llevándoselo a mostrar a su esposa quien de inmediato vio que su marido estaba con el sombrero puesto y otro sombrero en las manos. 

La actual situación que vivimos de reclusión voluntaria para evitar un contagio de la nueva peste del siglo XXI, ya cambió muchas de nuestras costumbres. En mi cuerpo, entre otros cambios he notado que los dedos de mis pies se están separando como efecto de calzar por largos meses chanclas de pijamas. Los zapatos me aprietan, como en el añorado tarareo de mi madre: “los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor, y la vecinita de enfrente, me tiene loco de amor”. Los cambios de costumbres nos convertirán en personas diferentes, con otros conceptos y prioridades. A poco usted sigue pulsando su tradicional reloj, o cortándose el pelo con la misma frecuencia, y sintiendo deseo de cambiar su auto para traer el nuevo modelo. Todo está cambiando y más cuando vemos que la vacuna salvadora tardará buen tiempo en llegar. Por lo pronto, hay que ir pensando qué vamos a hacer en Navidad, si pasarla en modo solitario, o arriesgar a toda la familia.