19/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Noviembre 10 de 1960: muere en París, Francia, el educador y médico oftalmólogo Pedro de Alba, organizador de la Universidad de Nuevo León. Pedro de Alba, nace en San Juan de los Lagos, Jalisco el 17 de diciembre de 1887 y en su tierra natal estudia sus primeras letras pero cuando llega al nivel de bachillerato, se va a estudiar al Instituto de Ciencias de Aguascalientes, ubicado en esa ciudad del bajío mexicano. Su generación fue muy rica en talento, sus compañeros fueron: Ramón López Velarde, Manuel M. Ponce, Saturnino Herrán, Jesús Díaz de León y los hermanos Pani, entre otros.

En 1914 obtuvo el título de Médico Cirujano por la Escuela Nacional de Medicina, especializándose posteriormente en oftalmología. Ejerció su carrera y el periodismo hasta que ingresó a la política llegando a ser electo Diputado en 1920 y Senador en 1922, así como de nuevo Senador en 1952 por el estado de Aguascalientes. Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras, así como de  la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional de México, de 1929 a 1933. Su prestigio como director de carácter serio le valió ser designado coordinador del Comité organizador de la Universidad de Nuevo León por encargo del secretario de Educación Federal, Francisco Bassols.

La fecha del fallecimiento del doctor De Alba tiene dos versiones: el día 10 de noviembre y el día 1º de noviembre de 1960, tal vez se deba a la forma de la abreviatura moderna pues en ambos casos son el número uno y en una, un cero mientras en la otra fecha, una “o”. En su natal Aguascalientes y en la ciudad de México, se le recuerda con su nombre en sendas calles, además en la ciudad de Encarnación de Díaz, Jalisco, a la Casa de la Cultura se le bautizó también con su nombre.

En Nuevo León se le recuerda con cariño por haber hecho posible el éxito de la fundación de nuestra máxima casa de estudios universitarios, la ahora Universidad Autónoma de Nuevo León, y lleva su nombre la importante vía que enlaza las avenidas Manuel L. Barragán y Alfonso Reyes, conectando al Estadio Universitario con ambas rúas. Su obra literaria incluye: Fray Bartolomé de las Casas, padre de los indios (1924), De Bolívar a Roosevelt, democracia y unidad de América (1949), A la mitad del siglo XX (1957), Ramón López Velarde. Ensayos (1958) y Viaje al pasado. Así como Memorias (Guadalajara, 1958).