25/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 2 de 1848: se firma en la Villa de Guadalupe Hidalgo de la Ciudad de México, el Tratado Guadalupe Hidalgo, un supuesto Tratado de Paz, Amistad y Límites entre México y Estados Unidos. En este Tratado México cede a Estados Unidos todos sus territorios nórdicos, que representaban más de la mitad del total, a cambio de 15 millones de pesos con los que el país mencionado indemnizaría supuestamente al nuestro. A partir de esta firma que, por parte de Estados Unidos rubricó Nicholas P. Trist, y por el lado mexicano rubricaron Bernardo Couto, Miguel Atristain, y Luis G. Cuevas, a nombre del presidente De la Peña y Peña, las modernas armas del ejército norteamericano callaron, pero continuó la ocupación hasta que se finiquitara legalmente la “compra”.

El Congreso de la Unión prolongó su ratificación hasta fines de mayo, cuando finalmente aceptó sancionar el Tratado debido a que el ejército norteamericano estaba posesionado del zócalo de la ciudad de México, y algunos territorios nacionales –como Nuevo León- eran gobernados por militares estadounidenses. Desde luego que “gracias” a toda esta transacción económica, Estados Unidos “defendería” a México de las invasiones de los indios bárbaros, algo que era importante, pero que México se bastaba solo para hacerlo, y así se había venido haciendo desde la colonización. Después de la ratificación del Tratado, comenzó el desalojo de las tropas norteamericanas, no sin antes haberse celebrado un famoso brindis –en el Desierto de los Leones- entre mexicanos distinguidos y representantes del presidente Polk.

Si le sumamos el terreno de La Mesilla fueron más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados los que “compraron” los soldados del vecino país, que de pronto creció su tamaño llegando ahora de mar a mar, y convirtiéndose en una gran potencia económica y militar. La derrota incidió en el ánimo de los mexicanos, cayendo a niveles insospechados, pues una parte de la población quedó atrapada en esos territorios ahora norteamericanos, familias divididas y orgullos pisoteados. El libro “Un Imperio Venido a Menos” de Editorial Porrúa 2014, plantea un esquema para recuperar buena parte de esos territorios pero sus efectos se han reducido sólo al aspecto histórico – literario, pues pareciera ser que nadie tiene interés en rescatar algo de lo perdido injustamente