03/May/2024
Editoriales

¿Qué educación le estamos dando a nuestros niños genios?

Circula en redes sociales el video de un niño prodigio italiano que desde los cinco años de edad toca el piano de forma sorprendente y, lo primero que uno advierte es que a ese infante lo educaron en forma especial, pues las clases de música clásica son particulares. 

Aunque en los gobiernos de los llamados países desarrollados existen apoyos especiales para los niños virtuosos, en todas partes se cuecen habas.

Por ejemplo, leí que se investiga quién fue el responsable de que un niño dirigiera por momentos el tráfico aéreo del sexto aeropuerto con más movimientos de Estados Unidos. 

Esto sucedió durante el pasado periodo vacacional en Nueva York, que algún padre o madre llevó a su hijo al trabajo de controlador del aeropuerto JFK en la Urbe de Hierro.

Se supo del incidente cuando el canal 26 de la cadena Fox de Boston tuvo acceso y publicó una grabación en la que aparece una voz infantil dando instrucciones hasta en cinco ocasiones a los aviones que circulaban por el aeropuerto neoyorquino. 

"JetBlue 171, contacto para despegue", dice una voz infantil, a lo que un piloto responde: "Preparado para despegue, JetBlue 171, buen trabajo".

Desde luego que es una irresponsabilidad del padre o madre de ese niño soltarle el poder de ordenar los aviones de pasajeros en un aeropuerto de semejantes dimensiones, pero al mismo tiempo significa que esa criatura posee un gran talento, pues desempeñar esas funciones requiere de una preparación e inteligencia mayor. 

En México se han identificado treinta niños genios, que requieren de educación especial, y un millón de niños sobredotados.

No darles la educación que requieren es negarle al país la oportunidad de contar a futuro con soluciones inéditas a problemas ancestrales, pues dentro de ese grupo seguramente surgirán científicos y artistas de clase mundial.   

Sin embargo, la realidad nacional no transmite esperanzas de que les den los medios necesarios para su desarrollo, pues nuestros gobernantes piensan en votos y vetos, más que en talentos.

Y lo grave es que, en el otro extremo, se asesinan a siete menores de edad diariamente. Tan sólo en nuestro estado van treinta y tres en este año, y no existe un solo programa oficial para protegerlos, es decir el gobierno evade su obligación de tutelarlos. 

Ciertamente la educación masiva determina el desarrollo y la cultura de un pueblo, por lo que debemos defender a nuestros niños de las nuevas tendencias escolares oficiales de imbuir una ‘educación sexual moderna’ y desaparecer las evaluaciones académicas, así como otras aberraciones increíbles.

No es el tema de este texto, pero sí el pugnar porque el gobierno atienda los casos de los niños genios que tenemos, pues representan la esperanza de contar con un futuro digno.