20/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Marzo 27 de 1847: Capitula frente al Ejército invasor norteamericano, después de una heroica defensa, el puerto de Veracruz . Desde el 9 de marzo habían desembarcado en las cercanías del puerto 14 mil marines comandados por el capitán Winfield Scott, y los coroneles Twigs y Worth, quien era famoso por haber ejecutado a todos los indios seminoles de Florida. En Washington decidieron mandar tropas de Nueva Orleans a Veracruz porque está más cerca de la ciudad de México que Monterrey, plaza dominada por Taylor. Además, San Juan de Ulúa era inexpugnable desde el mar, pero por tierra era diferente, aunque se le consideraba una de las fortificaciones más seguras del continente. Entre los días 22 y 27 de marzo, Scott asedió implacablemente al puerto de Veracruz, aumentando los bombardeos hacia objetivos militares, pero había muchos “daños colaterales” entre la población civil. Este bombardeo es el más criminal y despiadado que haya sufrido jamás ciudad alguna en nuestro país (otro que podría compararse fue después cuando el francés Forey bombardeó Puebla en 1863). Sin embargo, los soldados y los habitantes mexicanos del puerto, lejos de ceder, dieron muestras de valor increíbles, y el 24 de marzo los cónsules de España, Inglaterra y Francia se presentaron ante Winfield Scott para solicitarle un alto al fuego para que salieran de Veracruz las mujeres y los niños. Scott respondió con un discurso breve: ¡No!. Suspendería el bombardeo sólo cuando le entregaran la plaza, así que, ante la negativa de soldados y pobladores mexicanos, se incrementó el castigo. Los defensores eran sólo 3 mil soldados comandados por el general Juan Morales, Manuel Villanueva y José Luelmo. Pero la plaza se entregó hasta que la ciudad estaba destrozada, sin víveres ni municiones para su defensa. Así que el 27 de marzo se elevó una banderita blanca, como con ganas de que no la vieran los gringos, pero sí, y entraron los marines norteamericanos. En ese momento cayó Veracruz e inmediatamente cayó México. La capitulación se hizo con todos los honores para los vencidos, respetando la propiedad privada y el culto católico. Empero, el calor llegaba y con él, la fiebre amarilla por lo que los norteamericanos tenían prisa por salir de Veracruz. Scott enviaba partes de su tropa cuando le llegaban recursos de EU, los que estaban racionados porque el presidente Polk quería nombrar al senador de Missouri, Tomas Hart Benton, como cabeza de la misión rumbo a la ciudad de México. La política norteamericana estaba caliente pues Scott era parte de los wighs anti esclavistas, lo cual molestaba a Polk, quien no tenía en mente su reelección, pero no quería que la presidencia cayera en manos de los wighs, y además Polk murió en 1849. Los altos políticos norteamericanos temían que Taylor o Scott aprovecharan sus triunfos militares en México capitalizándolos rumbo a la sucesión presidencial, pues los informes que enviaban eran exagerados, para hacer más meritoria la victoria norteamericana, que era suya (de Taylor y de Scott). En fin, hoy recordamos que Veracruz se rinde luego de una verdadera defensa heroica.