05/May/2024
Editoriales

¿Será austríaco Miguel?

Inspectores del Municipio de San Pedro Garza García ingresaron a la casa del empresario Gustavo M. de la Garza, ubicada en la colonia Valle de San Ángel, sorprendiendo al velador diciéndole que traían una orden judicial para ejecutar una clausura, y así pudieron entrar.

 Estos empleados municipales pusieron sellos de clausura a una sala de eventos privados que la familia del empresario bautizó como ‘Las 4 Estaciones’ en donde se han celebrado exposiciones pictóricas, conferencias y algunas audiciones de solistas del bel canto. 

 Cuando este salón tiene actividad, el empresario no permite que haya ninguna molestia a los vecinos, pues hay estacionamiento interior suficiente para todos los vehículos de sus invitados, no hay ruidos al exterior por estar totalmente aislado con materiales acústicos, y cuida los horarios para que no haya movimientos de vehículos a altas horas de la noche.

 Desde luego que para ingresar a esos eventos se requiere la invitación personalizada del anfitrión y nunca se ha cobrado un peso a nadie.

 Gustavo M. de la Garza es un filántropo, que patrocina colegiaturas a estudiantes talentosos, al Conalep, a varias organizaciones culturales como la conocida MOS, y otras.

 El éxito de una sociedad es el equilibrio entre las utilidades legítimas de los empresarios y sus programas de subsidios a los menos favorecidos, pues solidaridad es justicia.

Pero cuando se llega a ese grado de avance social, irónicamente la autoridad lo combate.

 Desde luego que esto no es exclusivo de Garza García; por ejemplo, el 18 de marzo de 1785 se publicó un edicto imperial en Austria -la cuna del vals-, mediante el cual se prohibía bailarlo (el vals), porque se quejaron unas personas que esa música estaba causando furor entre los súbditos austriacos.

 Así de paradójica es la actitud del alcalde Miguel Treviño, que prohíbe la filantropía, siendo que es la base del éxito de la sociedad sampetrina… como si fuera austríaco.