Carlos Marx afirmó con claridad en su “Crítica del programa de Gotha” que al triunfo del comunismo a cada trabajador se le exigiría trabajo según su capacidad, y que cada uno debería ser remunerado dependiendo de sus necesidades.
Esto tiene cierto parecido a las posturas típicas de los anarquistas y desde luego también de los comunistas, que han defendido siempre la implantación del “salario único”, con el cual todos los trabajadores cobrarían el mismo salario, sin importar su función laboral. Esto fue lo mismo que sucedió durante los dos meses que duró la Comuna de París en 1871. Además, igual pasó en la guerra civil española, cuando en ciertos territorios republicanos se implantó por un tiempito la misma medida de marras (que todos ganaran lo mismo).
Esta política laboral, vale decirlo ahora que es el día del trabajo, no es muy recomendable que digamos, pues hay un ejemplo sucedido con la vedete mexicana Margarita Carvajal. Resulta que una vez la vedete no quiso salir a escena a pesar de que estaba la sala del teatro totalmente llena. Para presionarla, el gerente fue a verla y a pregunta expresa, Margarita le respondió: _Como la señora que limpia los retretes y yo cobramos lo mismo, que hoy salga ella a escena, y yo me encargaré de los lavabos.