La película “Todos los hombres del presidente” fue protagonizada por Robert Redford y Dustin Hoffman. Estas dos grandes estrellas de Jóligud desempeñaron los roles de los periodistas Carl Bernstein y Robert Woodward, quienes publicaron sus investigaciones en The Washington Post, mismas que se conocerían como el escándalo Watergate. Esta cinta retrata el origen de la caída del presidente Richard Nixon por los cargos de corrupción derivados de la investigación periodística mencionada, que ahora es ejemplar para los estudiosos del arte de la comunicación. En la trama real jugó un papel preponderante Mark Felt, el segundo hombre en el FBI, quien resultó ser el soplón de Woodgward. Para referirse a él sólo decían “garganta profunda”, pero ha sido considerado traidor, pues todos los gobiernos del mundo tienen cajas negras formadas por diversas circunstancias que muchas veces son fortuitas. Claro que el otro lado de la medalla es que algunos consideran a Felt como un héroe, o al menos como un funcionario valiente, aunque no haya dado la cara en su momento.
Eso de calificar a un personaje en forma distinta y contraria sigue siendo común en nuestros días, como en el caso de los asesinos del gran empresario Don Eugenio Garza Sada, que son considerados por algunos como “personas valientes”, mientras que, para el grueso de la población son simplemente criminales. Pero el tema es otro, se trata de calificar a los funcionarios o políticos que alimentan de información reservada a los medios de comunicación en forma secreta, buscando granjearse un apoyo periodístico para sus proyectos personales. Las columnas políticas publican informaciones secretas que alguien se las pasa. En el caso del crimen del industrial, y en el de los que filtran secretos de un gobierno o un partido político a la prensa para usted ¿son personas valientes o son traidores?